1/6/07

Inseguridad Ciudadana

Cada día los medios de comunicación ocupan gran parte de sus espacios con el tema que denominan seguridad ciudadana. Terrorismo, delincuencia organizada, violencia producto de la desesperación y violencia doméstica nutren la información que nos hacen llegar y que nos repiten sin cesar. El tratamiento dado a estos elementos de distorsión de la convivencia y el contenido unilateral de sus mensajes configuran un panorama informativo que los gobiernos aprovechan para implantar el miedo en la conciencia de la mayoría y producir la sumisión de los ciudadanos a sus políticas de carácter antisocial, que varían de contenido derechos fundamentales y libertades políticas.

Toda dictadura utiliza estos elementos como garantía de su permanencia en el tiempo, El franquismo los utilizó a fondo. Recordemos aquellos referéndum en que había que votar sí o sí, porque ello significaba un "Piensa en tu hogar, Vota la Paz". Recientemente, los demócratas reconvertidos de UCD, PSOE o PP, con más medios para la manipulación de las conciencias, han hecho de la desinformación ciudadana el mejor instrumento de control de la población sin la necesidad de mostrar un gran aparato represivo, gracias a la capacidad tecnológica actual del país.

El planteamiento represivo de la huelga general del 20-J señala esa dirección con las instrucciones y actividades del Ministerio de Interior; con la elaboración de listas negras, tanto en la actividad económica privada como en la administración pública sometida a los caprichos del PP y de sus socios parlamentarios. Por ejemplo, durante dos semanas, miembros del PP realizaron una sutil campaña de amenazas y coacciones dirigida al personal al servicio de la administración pública que pretendía ejercer el derecho constitucional de huelga.

Para el gobierno de turno, sea demócrata, autoritario o dictatorial, la seguridad ciudadana queda restringida al ámbito de la delincuencia, a su prevención y, principalmente a su represión por parte de los cuerpos y las fuerzas de seguridad, así como a encausarla ante los tribunales de Justicia. Con ello se soslaya que la seguridad ciudadana abarca todos y cada uno de los aspectos de la vida de cualquier persona y que no puede quedar reducida, por tanto, a una mera cuestión policial y judicial.

La cotidiana inseguridad

Inseguridad son, desde luego, los coches bomba, tiros en la nuca, secuestros, asaltos y robos, con intimidación o sin ella, con violencia de pistolas, navajas o palos, que se producen en las vías públicas, viviendas, casas de campo, establecimientos comerciales, vehículos o gasolineras, alguna de éstas con más de sesenta atracos y alunizajes en tres años. Indefensión de viandantes, de inquilinos y propietarios, de agricultores y familias, de trabajadores y empresarios que se encuentran con el arma amenazante junto a la cabeza, o en su cuello. Ciudadanos, todos ellos, que sintiéndose "totalmente indefensos" piensan que "las denuncias no me han servido de nada" y que "el aumento de las franquicias para garantizar la cobertura de los posibles daños suponen muchas horas de trabajo solamente para pagar los seguros".

Circunstancias que imposibilitan tener empleados que quieran trabajar en estas condiciones y a quienes los empresarios aconsejan "no oponer resistencia y entregar todo lo que tenga". La proximidad a "focos de venta de drogas o zonas de diversión nocturna sin excesivo control y con abundancia de sustancias prohibidas" define la peligrosidad de una zona. El agresor suele ser un varón, joven, drogadicto y con antecedentes penales, que utiliza coches robados para realizar "su tarea" y conseguir, normalmente, unos cientos de euros, tabaco, tarjetas de crédito o de telefonía móvil y bebidas alcohólicas. Para estos casos, ni el decretazo de la reforma laboral ni las impopulares ETT son capaces de disponer de los trabajadores "con el perfil adecuado". Unos trabajadores sometidos a la inseguridad de la ayuda al desempleo programada por el PP.

La queja de los afectados es constante y suele ser idéntica en la mayoría de los casos "se van pasando la pelota unos a otros y al final nadie hace nada". A la impotencia de los agredidos se suma la impotencia policial, que es comprensible ante la rápida puesta en libertad de los detenidos, en un alto porcentaje reincidentes. Sensación que se "e agravada por los sueldos de quienes son los encargados de proteger a la sociedad. Policías nacionales, con una media de 46 años, sufren sueldos que van desde 721 a 1.081 euros, y que se sienten agraviados porque la policía autonómica y local gana entre 360 y 420 euros más. Con su protesta de trabajar a reglamento, cumpliendo solo las órdenes de sus superiores recibidas por escrito al inicio de la jornada, reducían su iniciativa a los servicios urgentes, humanitarios o con motivo de delitos contra la seguridad del Estado.

En la España del 2001, se constató un 10 por ciento de incremento de la delincuencia mientras el presupuesto dedicado a las fuerzas de seguridad descendía desde el 0,63 por ciento del PIB en 1996 hasta el 0.52 actual y su plantilla disminuía en 8.000 efectivos en los tres últimos lustros. Así pues, los sindicatos policiales consideraron un desatino las declaraciones del ministro del Interior, Mariano Rajoy, que relacionaban inmigración con aumento de la delincuencia tras una lectura manipulada de las estadísticas correspondientes. Una policía que no puede olvidar los desequilibrios e inestabilidad que son consecuencia de la lucha entre las mafias de la inmigración -argelinas, marroquíes, chinas, rumanas, rusas. colombianas, subsaharianas que compiten por controlar territorios en los que ejercer su dominio y por condicionar la vida de cientos de sus compatriotas que. en el intento de mejorar su situación familiar y personal, caen en sus redes explotadoras.

Inseguridad es el hacinamiento de los presos en cárceles que, habitualmente superan el doble de su capacidad. Por ejemplo, el centro penitenciario de preventivos de Tarragona con capacidad para 150 internos, alberga a 316 reclusos, muchos de ellos presos en cumplimiento de condena. Centros en los que se hace caso omiso a la recomendación del Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo catalán) de desmontar la cuarta litera de las reducidas celdas.

Existe duda y perplejidad cuando el gobierno critica las decisiones de los Tribunales de Justicia que no se adecuan a sus necesidades políticas y pretende coartar así las resoluciones judiciales en casos como el del Tribunal Supremo que consideró que la apología del terrorismo de ETA no era un delito de terrorismo, sino de opinión, aún a pesar de que el Código Penal, modificado por el Ejecutivo y el Legislativo, tipificaba la exaltación terrorista como un delito de terrorismo. Un gobierno que asegura es delito dar vivas a BTA, pero que no lo es justificar la acción de los GAL.

Hay inseguridad cuando los vecinos se lanzan a la vía pública para llamar la atención por el aumento de la delincuencia en sus barrios, o porque se vende más droga en la calle o se ocupan pisos ilegalmente; cuando son sometidos a las mil y una forma de fraude alimentario, al deterioro medioambiental y a la represión de los intereses de la corporación médico-farmacéutica.

Igualmente, los ciudadanos manifiestan su perplejidad cuando su propio Ayuntamiento muestra sus dudas y quejas por el despliegue de los cuerpos y las fuerzas de la seguridad del Estado, que dejan abandonado el municipio.

Inseguridad ciudadana es también la accidentalidad en nuestras carreteras cuyos puntos negros continúan durante décadas siendo los mismos y el permanente tránsito de materias peligrosas por nuestras poblaciones; la accidentalidad aérea de avionetas y helicópteros; o el creciente cierre de estaciones ferroviarias que evidencia la nula intención de ampliar y mejorar otros servicios que no sean los del TALGO, Euromed, o AVE. Una búsqueda de la rentabilidad económica que obliga a incrementar el tráfico rodado sin una mejora paralela en las condiciones de nuestras carreteras.

Y no es menor la incertidumbre que produce la calcinación de miles de hectáreas de bosques en los incendios forestales de cada temporada; la ausencia de preocupación por la conservación de museos, parques, jardines o grupos escultóricos al aire libre, cuyo estado suele ser preocupante ante la degradación que produce la climatología, la dilatación de materiales a causa de los cambios de temperatura, el desprendimiento de materiales y otros factores como el gamberrismo. O la seguridad en las piscinas públicas, en las que cada verano mueren decenas de bañistas. De la misma forma, la permisividad con la que actúan los subasteros en la compra de pisos y empresas, actividad que afecta a miles de familias cada año, se convierte en una muestra más de inseguridad ciudadana.

Además el abuso partidista de las instituciones y del dinero público, o la fiebre por inaugurar obras (encauzamientos de ríos, puentes, parquings, piscinas, guarderías,...) refuerzan la idea ciudadana de la existencia de una corrupción muy extendida. Toda una estrategia electoral que, semanalmente, permitirá inaugurar cualquier cosa siempre que haya delante una cámara o un micrófono.

Inseguridad que se manifiesta de nuevo en el informe 2002. Ahora que es la hora de saber. con el que Amnistía Internacional denuncia el recorte de derechos humanos y la generalizada restricción de libertades tras el 11-S. Esta ONG mundial denuncia que, so pretexto de la lucha antiterrorista, ha aumentado la represión, las ejecuciones extrajudiciales y judiciales, las desapariciones, los casos de tortura o maltrato y el empeoramiento de la situación de los presos de conciencia. Gobiernos dictatoriales o democráticos están convirtiendo en norma "el doble rasero y el enfoque selectivo". Los extranjeros, sobre todo musulmanes, son sometidos a una justicia de segunda clase en las que los simples indicios y conjeturas se convierten en pruebas fehacientes, y en la que se suspenden garantías procesales con la detención indefinida de sospechosos. Sin respeto a los derechos individuales, el racismo se abre camino y se agrava la situación de los refugiados, al tiempo que se aprovecha el momento para reprimir toda disidencia interna.

No es una vaguedad que EEUU, el país en que más han retrocedido los derechos humanos desde el 11 de septiembre, haya participado en las maniobras Dynamic Mix 2002 de la OTAN realizadas, del 21 de mayo al 7 de junio, en el campo de San Gregorio en Zaragoza. Más de quince mil soldados jugaron a que "el enemigo" atacaba España y a que los yanquis coman a salvarla. A su base logística situada en el puerto de Tarragona le dieron el nombre de Camp Toro Bravo. Las autoridades locales trataron de justificar esta presencia militar norteamericana con el ingreso de divisas que eso iba a suponer. "Los marines gastan cero patatero" -afirmó el presidente de la Federación de Uniones de Comerciantes de Tarragona. Hamburgueserías y Clubes de Alterne se llevaron la parte más sustancial del teórico gasto, ya que si la comida diaria -se la trajeron enlatada, no se les vio comprar verduras ni productos frescos. Pero, esa presencia militar en territorio español implica las bases aéreas y navales de EEUU y sus almacenes de armas nucleares. Porque esa presencia es evidente causa de inseguridad para buena parte de la población española.

La inseguridad económica

La incertidumbre también viene determinada por otros factores. Por ejemplo, los cambios radicales en las divisas perjudican el equilibrio económico, puesto que éstas cotizan de distinta forma dependiendo de la solidez o no de los fundamentos de las economías nacionales. Una moneda más cara, a corto plazo, tensiona el comercio exterior, pero, a medio y largo plazo, favorece la evolución de la inflación y el abaratamiento de costes.

Cuando el modelo de economía que representan las grandes empresas utilizan unos mecanismos de dirección viciados hasta favorecer y justificar abuso tras abuso la duda se cierne sobre los ciudadanos. Ejemplo de ello, en el escándalo de las acciones de Telefónica, de los fondos ocultos del BBVA y en un largísimo etcétera coincide el manejo oculto de cuantiosos fondos, que se vuelven opacos incluso para los propios miembros del consejo y de las juntas de accionistas. Un dinero útil para pagar sueldos a los propios consejeros, o abrir cuentas en paraísos fiscales, tanto como para sobornar políticos de todo tipo, o enjuagar pérdidas en operaciones arriesgadas. A cada oferta pública de acciones de unas compañías por otras, los altos ejecutivos acaban repartiéndose los puestos del Consejo como si de un apreciado botín se tratara.

Algunas entidades han pretendido paliar estos escándalos con una política de nombramientos de consejeros independientes en representación de los pequeños accionistas en un Consejo de Vigilancia, paralelo al Consejo de Dirección que integra la plana mayor ejecutiva. Una nueva falacia puesto que tales independientes dependen cada vez más de quien los nombra y determina sus cuantiosas remuneraciones para que cumplan sus funciones. Un sistema que se presta a toda clase de abusos y corruptelas, que se harán patentes en caso de conflicto cuando estos independientes se olviden de actuar con la necesaria neutralidad. En caso de cese, se les garantizarán indemnizaciones mínimas de unos tres millones de euros.

Una situación de agitación antisocial que la propia Unión Europea pretende cambiar con su Estatuto de la sociedad anónima que establece un sistema dual con un consejo de gobierno y otro de control, siendo éste último quien presidirá las juntas generales.

El eje americanizante formado por los gobiernos de España, Reino Unido e Italia, que se han creído el miro de la superioridad americana, muestra su retraso en la cuestión de la productividad mientras vislumbran cómo Irlanda y los países nórdicos la igualan y Francia, Alemania o Bélgica superan en productividad a los EEUU.

Crea desequilibrios el seguir a machamartillo el modelo estadounidense. Un paradigma en el que la bolsa es un arma de doble filo, pues si bien genera grandes volúmenes de dinero, éste es una fuente anecdótica de capitales para las empresas. En este sentido, el 90% de la inversión entre 1952 y 1995, fue financiado de forma interna sin emisión de acciones. En la bolsa cada hora cada hora se valora capacidad de dirección de una empresa y si ésta debería ser sustituida. Las empresas se encuentran en situación de venta permanente, y ante la necesidad de facilitar beneficios constantes recurren a los trucos contables, y como si se tratara de un juego de casino inflan artificialmente sus resultados, manipulando el activo con grandes fondos de comercio que sobrestiman su beneficio. Así las empresas se convierten en compradoras netas de sus propias acciones, endeudándose en el mercado de bonos al tiempo que revalorizan el valor de las opciones de sus consejeros. Con el crecimiento de empresas híbridas como Enron, Tyco, WorldCom, etc., el entramado empresarial se hace más complejo, y convierte a la empresa en un ente abstracto con sistemas de contabilidad impenetrables.

Por mucho que nos expliquen qué innovación y productividad derivan del capital riesgo y de los mercados de capitales, se nos hace difícil pensar que la eventualidad e inestabilidad de la economía neoliberal pueda generar una inversión que comporte innovación a largo plazo. Solamente con ese conjunto de sensaciones de firmeza, estabilidad y consistencia que muestra la seguridad se puede ofrecer garantías al inversor no especulativo.

(Publicado en El Federal núm. 14 - Julio 2002)

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