1/6/07

De la Asamblea de Cataluña a la rebelión del Ebro

La Iglesia de los Agustinos de Barcelona acogió la primera reunión de personas y entidades ciudadanas en un acto que supondría el nacimiento de la Asamblea de Cataluña. Era el 7 de noviembre de 1971 y el documento aprobado comenzaba así: «Nosotros, catalanes de diferentes tendencias pertenecientes y no pertenecientes a organizaciones públicas, de diversos sectores de la población, obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales y ciudadanos en general de Barcelona y de comarcas, reunidos en asamblea...».

Un organismo unitario para aglutinar a la oposición clandestina al régimen franquista. Un organismo con un nivel muy alto de unidad a pesar de su amplio espectro político y social, con una gran capacidad de movilización y de acción, y con unos contenidos de programas realistas, aplicables, que demostraban el carácter constructivo de los movimientos políticos y sociales que la integraban. La pluralidad de la Asamblea de Cataluña reflejaba la sociedad civil a la que trataba de alguna manera de representar.

En el documento aprobado se exigía unos mínimos: una Amnistía general, la recuperación de las Libertades democráticas y sindicales fundamentales, el restablecimiento provisional del Estatuto de Autonomía de 1932. Además se añadía la necesidad de la coordinación de la lucha antifranquista con el resto de los pueblos de España para conseguir la ruptura democrática, el restablecimiento de las instituciones propias, el derecho a la autodeterminación y la existencia de un Gobierno provisional de la Generalidad en el mismo momento de la ruptura. Y para hacer posible todo eso era necesaria la recuperación de las libertades individuales y colectivas.

La Asamblea de Cataluña integraría a muchos intelectuales lo mismo que a partidos políticos o entidades sociales como asociaciones de vecinos, sindicatos, asociaciones y colegios profesionales, o entidades de todo tipo como centros excursionistas. Para dinamizar su actividad se crearon asambleas locales. Su carácter clandestino exigía medidas de precaución muy estrictas, y gran parte de sus reuniones se hacían en iglesias. El Concordato con la Santa Sede obstaculizaba la presencia de la policía en los edificios religiosos. A pesar de eso hubo muchas caídas, como la detención de 113 participantes en la reunión de la iglesia barcelonesa de Santa María Medianera.

Ahora, en estos días de recuerdo, los carlistas nos sentimos orgullosos de nuestra participación en la Asamblea de Cataluña mediante el Partit Carli de Catalunya, o los Grupos de Acción Carlista (GAC), a través del esfuerzo de nuestros militantes inmersos en las asambleas locales de la propia Asamblea, en las organizaciones sindicales, campesinas, vecinales, comités de estudiantes o de Solidaridad, etc. Estuvimos presentes, y en múltiples ocasiones, en toda la geografía catalana, facilitamos los locales donde se celebraron las reuniones clandestinas. Y como otros muchos sufrimos la represión por nuestra implicación en esa lucha, por eso es bueno recordarlo ahora, cuando algunos nos quieren sacar, incluso, de la historia. Existimos entonces y continuamos existiendo en el 2002, a pesar de tanto enterrador como ha surgido en los últimos años.

Eran otros tiempos. Ahora, a pesar del espejismo de supuestos y cacareados cambios, la lucha continúa como lo demuestra la rebelión de las Tierras del Ebro contra el Plan Hidrológico Nacional (PHN).

El Ebro: una lucha constante

El Ebro ha sufrido en las últimas décadas la implacable mano del Gobierno español. Hace unos años el minitrasvase, ahora un Plan Hidrológico Nacional (PHN) combinado con la contaminación de sus aguas por el mercurio de la empresa Ercros o el aceite de las turbinas de Endesa, que han puesto de manifiesto los obsoletos controles de sus aguas por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro o de la Generalidad de Cataluña. También, los del Consorcio de Aguas de Tarragona, entidad presidida por el delegado de la Generalidad en las Tierras del Ebro, y que durante más de una semana, hasta que aparecieron miles de peces muertos en el río, suministró agua contaminada.

A pesar del estrepitoso fracaso del antiguo trasvase Tajo-Segura que, incapaz de resolver los problemas que justificaron su existencia, ha generado un mayor déficit en hectáreas, el PHN, en su intento de justificar el trasvase del Ebro hacia el necesitado Levante español, utiliza un lenguaje-trampa de cuencas excedentarias y cuencas estructuralmente deficitarias en su pretensión de resolver los desequilibrios hidrológicos de otros sin preocuparse de si provoca más desequilibrios territoriales en las zonas de su recorrido, o si se reducen sus posibilidades de desarrollo futuro. Con el PHN, el Gobierno trata de promover la concentración de la riqueza en el litoral mediterráneo para favorecer la especulación de nuevas oleadas urbanísticas.

Un modelo hidráulico anacrónico que prima el despilfarro, con la sobreexplotación de los recursos en las cuencas receptoras, con las captaciones ilegales de agua o el desprecio por la modernización de los regadíos, que no pone freno a los regadíos no autorizados ni busca la reutilización de las aguas, que desconoce el principio de unidad de cuenca y desoye las previsiones de la ONU en cuanto a cambio climático, que incumple la Carta Europea del Agua y la Directiva Marco del Agua, por lo que quedarán afectados 82 Lugares de Interés Comunitario.

El caduco modelo del PHN renuncia a desarrollar otras tecnologías alternativas como la desalación marina mientras genera impactos medioambientales como inundación de valles del Pirineo, posible desaparición del Delta del Ebro, evaporación de las aguas, salinización de las tierras y reducción de los niveles freáticos. La pérdida de caudal ecológico, 150 m3 por segundo, derivada tanto del comportamiento de las empresas de energía como el propio PHN, afectará a la flora y la fauna como ya afecta a su navegabilidad con lo que pone en entredicho la continuidad del turismo fluvial, cuyo auge puede representar nuevas oportunidades para ese territorio.

El delegado de la Generalidad en las tierras del Ebro, al analizar, ante los órganos directivos de CDC, la revuelta del Ebro contra el PHN consideraba que ésta era «una rebelión en cuyo trasfondo estaban los carlistas», y que las protestas a toda la cuenca del Ebro era «otro levantamiento carlista» que se tenía que acabar con él. Una protesta para que se desestime el trasvasar 1.050 hm3 hacia otras cuencas, cuando todavía no se ha realizado un previo esfuerzo por solucionar los déficits de la cuenca del Ebro.

El genial delegado de la Generalidad sabe que es en su demarcación donde el centroderecha CiU y PP se juega la mayoría en el Parlament. También, sabe que el apoyo al PHN le puede costar un buen número de votos en unas tierras en las que, el cardenal Carles, arzobispo de Barcelona, critica su olvido.

Una lucha contra el olvido encabezada por la Plataforma en Defensa de Ebro, que, con la Marcha Azul, ha trascendido el propio ámbito de la cuenca para llevar las quejas por el PHN ante la Unión Europea, y denunciar al Gobierno español y sus aliados por el incumplimiento de las principales directivas europeas como las del agua, hábitat y aves.

Una plataforma que ha prometido recibir adecuadamente a los responsables políticos del especulativo PHN. Es decir, protestar en las visitas que realicen José Marra Aznar y Jordl Pujol, Felip Puig y Jaume Matas o Artur Mas. El ministro Matas, por ejemplo, no pudo pronunciar palabra en la inauguración de un jardín en una playa de Tarragona, a pesar de los más de cuatrocientos policías que protegieron su desplazamiento.

En el Ebro parece ser que la historia de agravios se vuelve a repetir. El catedrático de la URV, y académico de la Real Academia de la Historia, Joseph Sánchez Cervelló, quien se considera un "militante de las tierras del Ebro», ha publicado un amplio estudio titulado Conflicte i Violencia a I'Ebre (1). En él se analizan los conflictos surgidos en la zona catalana del Ebro desde Napoleón hasta Franco. la descripción de personajes y una introducción entrañable, para quienes nacimos en las tierras del Ebro, convierten este libro de historia en una amena lectura.


El autor se queja de cómo la recuperación económica, política y social de un territorio con recursos de electricidad (dos centrales nucleares, dos hidroeléctricas y dos más en construcción) y agua, no ha servido para dotar a esta zona del crecimiento sostenido necesario para impedir la emigración, porque los recursos no sólo no se quedan en el territorio, sino que se administran desde fuera teniendo en consideración las necesidades de otros y contribuyendo así a incrementar el desequilibrio territorial.

Josep Sánchez nos habla de la resistencia de los ebrencos contra la dominación Napoleónica, que les llevó a soportar sitios y heroicas defensas. Nos Introduce al periodo de paz de 1814 a 1833, donde la permanente crisis de subsistencia produjo la sublevación de los Camalluents (1822-1827), payeses pobres de las Diócesis de Tortosa que no tenían dinero para llevar pantalones largos, que conformarán la base social que se movilizará contra el sistema liberal, que realizaron todos los levantamientos en el reinado de Femando VII, y que se integrarán más tarde en las filas carlistas.

El Profesor Sánchez analiza las guerras carlistas en el Ebro catalán y expone las durísimas medidas de la militarizada autoridad liberal contra los carlistas. Al frente de los gobiernos municipales se situaba a los más grandes contribuyentes y se organizaba el somatén. Se destacaban unidades militares en todas las poblaciones y para viajar se necesitaba un salvoconducto militar. Se implantaba la disciplina en el ejército liberal fusilando a todos los posibles filocarlistas. A los familiares de combatientes carlistas se les encarcelaba, perseguía o se les desterraba a una mayor o menor distancia según su grado de consanguinidad o afinidad. En otros casos simplemente se les fusilaba -diremos nosotros. Se ordenaba cerrar todas las masías concentrando a sus habitantes en los pueblos y se prohibía el comercio de alimentos fuera de la población, y se obligaba que el ganado pastase a media legua de las poblaciones y con escolta militar.

El mismo autor, en colaboración con su mujer publicó en 1992 el estudio La prensa i les publicaclons periòdiques a la Ribera d'Ebre (2). El profesor Sánchez Cervelló y la profesora Cinta Margalef realizan, ahora, en Els límits a la lIibertat de premsa a les Terres de l'Ebre durant la Restauracló (1875-1923), una recopilación de denuncias de los políticos de la Restauración y de las sentencias contra los directores de prensa y periodistas de la zona para dar a conocer las prácticas de censura y represión contra los medios escritos de la época. El profesor Sánchez concluye que "En la época de la Restauración la represión es fuerte sobre la prensa republicana y carlista, mientras que en la Segunda República se excluyen a los medios anarquistas, carlistas y de las fuerzas de la derecha».

No olvidemos que, con la actual Restauración franquista, anarquistas y carlistas continuamos siendo igualmente silenciados. Baste recordar al Gobierno del PP prohibiendo a Antena 3 TV la emisión del programa sobre el acto de Montejurra 1976, y haciendo desmantelar a la cadena televisiva su equipo de investigación. Diferentes collares para los mismos perros


(1) Josep Sánchez Cervelló. Conflicto i Violencia a l'Ebre. De Napoleó a Franco, Flor del Vent Edicions, S. A. Barcelona, 2001.
(2) Josep Sánchez Cervelló i Cinta Margalef Faneca. La prensa i les publicacions periòdiques a la Ribera d'Ebre. Hemeroteca Caixa Tarragona/CERE, Tarragona 1992.

(Publicado en El Federal núm. 12 - Febrero 2002)

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