26/6/13

De profeta de lo micro a recortador macroeconómico

Bendecido por Artur Mas, el estratega y líder de la permanente operación recorte de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, ejerce su función sin la más mínima moderación, especialmente, en el tema sanitario. No suele mostrar consideración alguna hacia la calidad de vida ni respecto a la propia vida diaria de muchos seres humanos.

Andreu Mas-Colell, en su asiento del Parlament nos muestra su aspecto más obsesivo: el de recortar

Quizás sea por exigencia del guión del destape nacionalista que Andreu Mas-Colell actué así. ¡Dios mío que ese guión no le exija practicar un desnudo! La Cataluña de Artur Mas lleva tres ejercicios sin presupuestos a su debido tiempo, si bien cualquier otra comunidad autónoma, que para el nacionalismo catalán no deberían ni existir, dispone de ese instrumento de gestión pública en tiempo y forma. En una realidad cambiante como la presente, nos deberíamos preguntar si es posible una acción democrática de gobierno sin un presupuesto.

No es de extrañar esa carencia, puesto que los señoritos del Cortijo nacionalista llevan seis meses afectados de parálisis por su errática acció de govern y por los escándalos de corrupción que afectan a su submundo. Ni por asomo una fecha para los presupuestos. Eso sí, Artur Mas nos ha hablado de Planes de Gobierno sin dotación presupuestaria alguna, ni calendario de aplicación para unas ideas ya expuestas en su discurso de investidura de 21 de diciembre de 2012. Seis meses en los que ha celebrado cumbres quincenales para hacerse fotos e impregnar a la ciudadanía de propaganda independentista.

Para su singladura por el libro mayor de la contabilidad de la Generalitat, Artur Mas confía en Andreu Mas-Colell para que le surta de Balances y resultados. A veces, da la sensación de que Andreu, que estuvo por las Américas, confunde Balance con Balacera, cuando dispara datos y cifras maquillados, por no decir manipulados, que hasta parecen que sean reales y que son presentados cual enfrentamiento con armas de fuego en plena calle Mayor del poblado. Un tiroteo ante las cámaras de televisión, para que Andreu vaya dibujando un paisaje de campos sepulcrales con su estela de muertos en el camino laboral. En el ámbito sanitario, Andreu se parapeta tras un Boi Ruiz que da la cara por él.

El tándem Andreu Mas-Colell/Boi Ruiz. ¡Cómo se explican entre ellos!

Antes del tándem Andreu Mas-Colell/Boi Ruiz existía la tradicional discrepancia entre la consejería de Salud (siempre necesitada de más dinero) y la de Economía (siempre frenando peticiones). Con Boi Ruiz se produce la ruptura, porque éste nunca ha defendido ninguna mejora sanitaria, partidario como es de reducir a la mínima expresión a la sanidad pública. En el colmo de su insensatez, Boi Ruiz acusa al ICS de ser un instrumento franquista porque la mayoría de las instalaciones del ICS fueron construidas durante y por el franquismo. Acusa a sus funcionarios, estatutarios y contratados de franquistas y, por tanto y por definición los considera ineficientes. En su mente privatizadora parece no entrar la información de que la mayoría del personal adscrito a la función pública lo ha sido durante la democracia y bajo los auspicios de la Generalitat. Si todos sus análisis muestran ese acierto, ¡estamos aviados!

Sin embargo, los hechos marcan la posición de cada uno y nos permiten valorar sus actuaciones, ya sean en reuniones del Pacto Nacional de Salud (PNS) o de la Comisión de Investigación en Salud del Parlament, o en la liquidación por parcelas del ICS. Ese afán destructivo centra los esfuerzos de CiU y concita los de su aliado, la bipolar ERC, creyéndose ambos capaces de resolver todos los problemas por arte del birlibirloque independentista y el conjuro del resto de sus artimañas.

Algunos médicos, de diversa condición y color político, refieren de Mas-Colell que no es consciente de “las consecuencias de sus actos porque no pone nunca un pie en un hospital e ignora la situación real y dramática que sufrimos". Otros como Maurici Lucena, portavoz parlamentario del PSC, muestran su temor por el desorden que supondría “poder tener un gobierno sin Mas-Colell”. A Lucena se le vincula con el “caso Shirota”, inscrito en el escándalo Innova de Reus.

Mas-Colell, como el resto de sus compañeros del govern, disfrutan de cobertura mediática subvencionada para obrar y recortar por la vía del hecho, como en la sanidad pública y concertada.

¿Qué significa eso?
Al margen de todo presupuesto, se acumulan los recortes sanitarios, que imponen la pérdida media del veinte por ciento de los salarios, que asciende hasta el treinta por ciento en el caso de los médicos. Negando la mayor y sin facilitar datos precisos, la Generalitat advierte que reducirá los ingresos hospitalarios de 8.000 personas, despreocupándose del centro al que tengan que acudir a curarse. El objetivo es ahorrar como sea en el gasto sanitario. En 2013, para ahorrar 8.500 millones de euros (10.000 millones en 2010), se está dificultando el acceso real y efectivo a la sanidad, es ya un clásico el cierre de centros, de plantas quirúrgicas y la supresión masiva de camas hospitalarias. En Parc Salut, se ha decidido la supresión del 37% de camas para la hospitalización de enfermos con problemas agudos de salud mental. Así, con la reducción de la actividad pública y concertada, ya no se necesita tanto personal.

No en vano, el govern d’Artur Mas ha pasado de 1.300 euros por persona y año a desembolsar unos mil euros por el gasto sanitario. Una acción política que no ha servido para incrementar el porcentaje de afiliación a mutuas y otro tipo de entidades asistenciales que se mantiene en el 26 por ciento en Cataluña. Estamos, pues, ante una crisis de las pólizas asistenciales que afecta a trabajadores, parados y se extiende entre menestrales y pequeña burguesía. Jefes de servicio y gerentes de hospitales no se acaban de creer esta parálisis mutual.

Muchas colegiados dirigen cartas a sus Colegios profesionales para pedirles un pronunciamiento en contra de la destructiva política de la Generalitat. Algunas misivas realizan acusaciones personales muy graves, reflejo de la insólita tensión que viven estos colectivos. No en vano, centros privatizados, como el Clínic de Barcelona, se lanzan a por la atención primaria de CAPSE. Así, se suceden los ejemplos de la ausencia de visión pública, y del exceso de codicia.

Otras cartas narran una verdadera regresión en la historia sanitaria de Cataluña de muy difícil recomposición. Para salvar negocios sanitarios privados que estaban tocados, y siguen estándolo, Jordi Pujol y Artur Mas, sin olvidar a la tristpartida, impulsaron un modelo ultra-privatizador que pasaba por causar el mayor daño posible a la sanidad pública, a la que siempre han acusado de ser, insisto, un vestigio franquista. Y ha habido tontos, a derecha e izquierda, que se lo han acabado creyendo.

Una nueva quimera nacionalista que ha conseguido, por ejemplo, para los médicos de Cataluña unos de los sueldos más bajos de Europa, y los más ínfimos de España. Sueldos mínimos mensuales de 700 € al mes y sueldos habituales entre 700 y 1.300 €. Si se baja el sueldo a los facultativos, si se cierran las salas de operaciones, si se hacen eternas las colas para poder ser inscritos en las listas de espera y si éstas se alargan en el tiempo, no se puede esperar otro resultado que la destrucción de la sanidad pública.

A título de ejemplo, tenemos la ecografía preoperatoria, que en una hora la suelen hacer en un centro privado con un coste de unos cientos de euros, mientras que en la sanidad pública catalana se tarda unas quince semanas y se la establece como un requisito necesario para inscribirse en la lista de espera para ser intervenido. Otras ecografías menos urgentes pueden alargarse hasta un año.

Con ingresos de urgencias se puede conseguir pasar varios días en observación por la imposibilidad de recibir una atención, ya que funciones ejercidas antaño por médicos titulares las realizan residentes.

Cómo se le pone la carilla cuando piensa en los recortes, este Andreu es incorregible

La limitación intelectual y moral de gestores como Boi Ruiz pone a prueba su capacidad conceptual para inventarse urgencias de gestión que van trastocando la sanidad de comedia a tragedia. Un tipo de representación ante la cual no hay una alternativa realista, ni éticamente aceptable. Por eso, Boi Ruiz se ha quedado en su Consejería con los únicos apoyos de Roser Fernández, secretaria general del departamento de Salud, y del duro Josep M. Padrosa, director general del Server Català de la Salut. Un Padrosa, apoderado de 16 compañías del grupo Corporación Fisiogestión que ganaron concursos públicos del Servicio que él dirige. ¡Un auténtico angelito! El resto de su equipo se limita a obedecer por temor a perder sus prebendas y los afines a Miquel Roca Junyent, convergentes de las primeras horas, dirigen sus pasos hacia países como Canadá. Es el caso de Josep M. Via, que se ha mostrado muy crítico con los recortes de Mas, Mas-Colell y Boi Ruiz.

Incluso sectores de CiU confían en la movilización ciudadana y en la respuesta del mundo sanitario para tratar de salvar y hacer viable lo que queda de sanidad pública. Con información, el proceso desamortizador de la sanidad sería imposible. Les ha llegado al alma la ocurrencia de un jerifalte sanitario catalán capaz de decir que “cuando Cataluña sea independiente todo el mundo resucitará”. Y denuncian que ya se han establecido nuevos campos de batalla.

Como colofón de la estrategia del recorte, en el actual divide y vencerás, los médicos de familia instan a Sanidad a tomar medidas y exigen para sí poder de gestión e independencia económica, porque aseguran que depender de los presupuestos de los hospitales es ineficiente.

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