16/11/12

LIBERTAD para la trabajadora Católica ASIA BIBI

Desde el corredor de la muerte en la cárcel de Sheikhupura, en Pakistán, Asia Bibi ha escrito una carta a todas las personas de buena voluntad. Esta joven trabajadora católica, casada y madre de cinco hijos, tiene pendiente una injusta condena a muerte y el riesgo cierto de asesinato, puesto que un imán ofreció más de 4.000 euros a quien la mate.

En 2009, Asia Bibi trabajaba en el campo. Un día del caluroso verano pakistaní, al hacer un alto en sus tareas agrícolas, se acercó a la fuente a buscar agua para sus compañeras. Las compañeras se negaron a beber de aquella agua “impura” por haber sido traída por una cristiana. Las vecinas, todas ellas musulmanas, la acusaron de haber blasfemado contra Mahoma. Una turba asalta su casa y es encarcelada “para protegerla”. Asia fue detenida y le propinaron una brutal paliza, la encarcelaron y un año después fue condenada a morir en la horca. Hoy se pudre en una celda sin ventana, mientras espera la apelación.

En este vídeo se describe brevemente la personalidad de Asia Bibi

La historia de Asia Bibi no es un caso aislado en Pakistán, ni en otros países. Es la historia de los más de 200 millones de cristianos que son ferozmente perseguidos en todo el mundo. La lista de los mártires cristianos sigue aumentando día a día. En Pakistán, el odio y desprecio a los cristianos crece. Hoy en día, los cristianos ocupan los últimos puestos en la escala social y es el sector de población más empobrecido y marginado. En Pakistán, como en otros países islámicos, la ley sobre la blasfemia se utiliza "para resolver las propias cuestiones personales".

Por la importancia de su testimonio, transcribo íntegra y traducida la carta de Asia Bibi.

“Querido amigo, querida amiga:
Me llamo Aasiya Noreen Bibi y no sé si llegarás a leer esta carta. Escribo a los hombres y las mujeres de buena voluntad de España, desde mi celda sin ventana en el módulo de aislamiento de la prisión de Sheikhupura, en Pakistán. Llevo encerrada aquí desde el mes de junio de 2009. Me han condenado a morir en la horca por blasfemar contra el profeta Mahoma. Dios sabe que es una sentencia injusta y que mi único delito, en este gran país al que tanto amo, es ser católica.
No sé si estas palabras verán la luz y llegarán a ser leídas por alguien al otro lado de los muros de esta cárcel. Si el Señor misericordioso quiere que así sea, pido a los españoles que recen por mí e intercedan ante el presidente de mi hermoso país para que me permita recuperar la libertad y volver a reunirme con mi familia, a la que tanto echo de menos.
Estoy casada con un buen hombre llamado Ashiq Masih y, juntos, tenemos cinco hijos que son una bendición del Cielo: un varón, Imran, y cuatro chicas, Maseem, Sidra, Esha, que sufre una discapacidad, y la pequeña Esham. Sólo quiero volver a estar con ellos, a ver sus sonrisas y devolverles la paz. Están sufriendo por mí, al verme encerrada y privada de justicia. Temen por mi vida, pues la sentencia que me condena a morir ahorcada es firme y un indulto puede evitar que acabe ejecutándose.
Un juez, el honorable Naveed Iqbal, entró una mañana en mi celda, después de condenarme a una muerte horrible, y me ofreció revocar la sentencia si me convertía al Islam. Yo le agradecí de corazón su buena intención, pero también le dije, con toda la claridad de la que soy capaz, que prefiero morir como cristiana que salir de prisión siendo musulmana. “He sido juzgada por ser cristiana”, le dije al señor juez. “Creo en Dios y en su enorme amor. Si usted me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por Él”, le dije.
Dos hombres justos han sido asesinados por pedir justicia y libertad para mi persona. Su destino me desgarra el corazón. El gobernador de mi región, Punjab, el señor Salman Taseer, fue asesinado el 4 de enero de 2011 por un miembro de su escolta, simplemente porque pidió a las autoridades del Gobierno que me pusieran en libertad y se opuso a la ley sobre la blasfemia que rige en Pakistán. Dos meses después, un ministro del Gobierno, el señor Shahbaz Bhatti, cristiano como yo, fue asesinado por la misma causa. Rodearon su coche y le dispararon con ensañamiento hasta darle muerte.
Asia Bibi, la trabajadora condenada a muerte en Pakistán por ser católica

Me pregunto cuántas personas más tienen que morir por causa de la justicia. Rezo a todas horas para que Dios misericordioso ilumine el juicio de nuestras autoridades y sus leyes civiles restablezcan la antigua armonía que siempre reinó en mi gran país entre las personas de distintas religiones.
Jesús nuestro Señor y Salvador nos amó libres y creo que la libertad de conciencia es uno de los mayores tesoros que nuestro Creador nos ha dado y tenemos que preservarlo.
Sentí una gran emoción al conocer que el Santo Padre Benedicto XVI había pedido mi indulto. Dios me conceda vivir para peregrinar a Roma y, si es posible, agradecérselo personalmente.
Ahora pienso en mi familia. Lo hago a todas horas. Vivo con el recuerdo de mi esposo y de mis hijos, y pido a Dios misericordioso que me permita volver a reunirme con ellos.
No sé si esta carta llegará a tus manos, amigo o amiga española. Si así fuera, acuérdate de que hay personas en el mundo que son perseguidas por causa de su fe y, si está en tu mano, pide por nosotros al Señor Dios y escribe al presidente de Pakistán rogándole para queme permita volver a estar con mi familia.
Si lees esta carta, Dios lo habrá hecho posible. Que Él, que es bueno y justo, te colme con su Gracia.
Afectuosamente,
Asia Bibi”

He leído la carta y he sentido una profunda emoción por la fortaleza personal y por la fuerza de su fe. Su situación debería actuar sobre nuestras conciencias y darle las gracias por su testimonio. Benedicto XVI le dedicó estas palabras: “Pienso en Asia Bibi y en su familia, y pido que le sea devuelta lo antes posible su libertad”.

Expansión de la persecución anticristiana

Millones de familias cristianas tiene que huir de sus casas para salvar la vida, y muchos millones de cristianos sienten el martirio como una proximidad real en países islámicos como Pakistán.

Vídeo de Otto Man que graba la toma por los huelguistas de los Institutos de Enseñanza Secundaria Emerita Augusta y Santa Eulalia, en Mérida, el 17 de octubre de 2012. Después de los incidentes en el Santa Eulalia, los huelguistas, entre los que se veían banderas totalitarias, se dirigieron al Colegio de los Salesianos, penetrando en su recinto. Varios de los huelguistas entraron en el edificio del colegio. A consecuencia del asalto una profesora resultó herida

En Occidente, la radical secularización que quiere relegar a la religión católica al ámbito privado desvela la tendencia a los ataques a la libertad religiosa, aparecen hechos estremecedores que ponen en riesgo la libertad de conciencia y de culto. Recordemos aquí, en España, al grupo de jóvenes radicales entrando en un colegio de los salesianos en Mérida al grito de ¡Matemos a los curas” y causando destrozos e hiriendo a una profesora. Los grupos que atacaron, persiguieron, provocaron e insultaron a los jóvenes católicos durante los días de la JMJ. O el ataque a las capillas de la universidad y las procesiones ateas en las que se blasfema, se insulta al Papa, a los obispos y a los católicos en general.

Al no garantizar una libertad como la religiosa, España camina peligrosamente hacia la senda totalitaria. Por ello, se hace necesario denunciar la persecución religiosa y el sacrificio de miles de cristianos. Denunciar todos los ataques y preparar la autoprotección para los tiempos que vienen.

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