21/10/15

27-S. El post cachondeo. (y III) Artur Mas ante la Justicia, entre bastones y declaraciones de testigos

Artur Mas y su mesnada marcharon sobre el Palacio del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Otra muestra de presión a la Justicia parecida a la de Jordi Pujol con el caso Banca Catalana. Mas y la totalidad del nacionalismo catalán viven inmersos en un cuento en el que es imposible que les salgan las cuentas. Ellos, por definición, han de ser siempre los primeros y más guay. Mas y su bandería quieren dejar muy atrás a personajes de cuento como Alí Babá y los 40 ladrones, y si Ali Babá usaba la palabra mágica de “Sésamo, ábrete” para abrir la cuerva del tesoro, él utiliza el término “in-inde-independència” para ocultar sus tesoros y distribuirlo por paraísos fiscales que adquieren la función de la cueva de Ali Babá.

Con el montaje del 15-O, todo el nacionalismo catalán ha quedado retratado en su apoyo a quienes vulneran las leyes que están obligados a hacer cumplir. Si Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau dicen que no hicieron nada malo, entonces, ¿para qué tanta parafernalia y manifestación? ¿Qué hacía el ”govern en ple acompañando a Mas? ¿Qué pretendía el conseller de Justicia enviando ese mensaje a los magistrados del TSJC? Una vez más se verifica el aforismo romano: Excusatio non petita, accusatio manifesta.

Octubre de 1922, Mussolini marcha sobre Roma para mostrar sus exigencias. A las puertas de la ciudad eterna, como medida de presión, 20.000 fascistas esperan. Octubre de 2015, citado como imputado, para presionar al TSJC, Artur Mas marcha sobre el Palacio de Justicia de Barcelona rodeado de cientos de abducidos, aprovechateguis, chupópteros, corruptos transversales, enchufados, llepasubvens (perceptores de subvenciones del régimen), palafreneros, pelotillas, programados mentales, cargos públicos y amplios equipos de protección.

La particular jornada de Artur Mas se había iniciado, a las ocho y media, con tres ofrendas florales: en la tumba de Companys, en el lugar donde fue fusilado y en el memorial de homenaje levantado en Montjuich, donde estuvo acompañado de la alcaldesa Ada Colau, que movía ficha para criticar a la Justicia y decir que el 80% de los catalanes quiere un referéndum. Homenaje a un personaje que, también, intentó un golpe de Estado y que en el segundo semestre de 1936 dejó sembrada Catalunya de miles de asesinados, infinidad de torturados en checas, iglesias quemadas, saqueos y violencia por todo el territorio.

En su deriva, loado por TV3% y sus adláteres, Artur Mas vive su “utópica” sociedad del 3% disfrazado de flautista de Hamelin “barretinaire” que marca el camino a los munícipes y embauca a los “voluntaris del prusés”, parapetándose tras todos ellos y, así, ocultar su mal gobierno y pésima gestión, la corrupción y codicia y la falta de solidaridad, y mostrar su desprecio a España. ¿Si los ciudadanos catalanes gozan de todos los derechos legales y, por estar en España, están en la Unión Europa, en la OTAN y en otras instituciones, para qué quieren los independentistas que salgan de ellas? ¿Para volver a solicitar el ingreso y ponerse a la cola durante décadas? ¿Para esconder su corrupción transversal, diciendo como Pujol, qué coño es la UDEF?

Siempre, el espectáculo: apoyar a Mas enarbolando banderas no catalanas, las independentistas conocidas como cubanas. El “president” responsable del butifarréndum, en lento paseíllo, caminó entre los suyos, protegido por un primer cinturón integrado por miembros de su Gobierno y de la candidatura, Junts Pel Sí. La comitiva abrió un pasadizo central en medio de los alcaldes con sus varas de mando en alto. Un disciplinado tercer cinturón rodeaba al séquito, portando carteles de Artur Mas y banderas independentistas.

Todo conforme al épico guion diseñado por los medios del régimen, encargados de identificar la imagen de Mas con Cataluña, y de aprovechar su “baño de masas” para erigirlo en el “nou president màrtir” y lanzar un mensaje subliminal a la CUP: “sólo hay un presidente posible”. Todo para evitar pasar a la historia como el presidente que rompió la sociedad catalana y hundió a CDC. La presencia del “govern en ple” encabezando la manifestación independentista frente al Tribunal, hay que entenderlo como un nuevo pulso al Gobierno para torpedear cualquier diálogo con Mariano Rajoy. Para la vicepresidenta Sáenz de Santamaría “Mas piensa que la democracia es él!

A la entrada del Palacio de Justicia, y a la salida, desde lo alto de las escalinatas, la escena de Artur Mas saludando con el brazo alzado y los cuatro dedos de la mano extendidos y el pulgar recogido (simbolizando las cuatro barras de la bandera a modo de signo nacionalista) y la bochornosa participación de alcaldes en el aquelarre blandiendo sus bastones a modo de hacha en las escaleras del Tribunal. Simbólicas varas de mando usadas para palmear el discurso de Mas a los gritos de “Independència!, “Mas president, Catalunya independent”, “Gràcies, President” o “tots som Mas”. Al final, los congregados cantaron “Els segadors”.

Una valla de protección separaba al resto de seguidores que permanecían gritando a favor del imputado, jaleándolo y agitando banderas independentistas. Una imagen de regresión a la Edad Media, cuando los “caudillos” mantenían distancia de la plebe para salvaguardarse del hedor de la multitud. La imagen de Artur Mas llevó al clímax a los noticiarios, programas y tertulias de TV3%. Ni Farruquito se sintió tan arropado por su “clan” en su comparecencia ante la justicia cuando se le inculpó como autor de un atropello mortal.

La declaración de Artur Mas ante el TSJC

Artur Mas se negó a responder a las preguntas de la Fiscalía y de la acusación particular. Declaró que lo único que hizo fue “seguir el mandato del Parlamento” y tomar una decisión puramente política. Se declaró culpable de “haber ideado e impulsado el proceso participativo. Soy culpable de haber escuchado a centenares de miles de personas que se han manifestado por las calles y plazas de Cataluña desde el año 2010. Soy culpable de haber escuchado al 90% de los ayuntamientos de Cataluña, que a lo largo de 2014 me pidieron que pusiera las urnas el 9-N. Soy culpable de haber obedecido diversas resoluciones del Parlament que pedían esa consulta. Y soy culpable de dar voz y voto a los ciudadanos el 25 de noviembre de 2012 y el 27 de septiembre de 2015 para recibir un mandato democrático que legitimase iniciativas posteriores”.

Ante el Juez dijo no entender "que por haber actuado así tenga que estar declarando ante un tribunal y además con la opinión en contra de la Junta de Fiscales de Cataluña”. Afirmó que “por dar voz a la gente, debería estar declarando ante el Parlament, pero no ante un tribunal, y mucho menos en una causa penal”. Aseguró que sólo había intentado “conjugar los mandatos democráticos populares con los márgenes legales, vigentes o no; hay que adecuar esos márgenes a las nuevas demandas” y achacó las querellas a “la rabia de algunas instituciones del Estado ante el éxito de participación del 9-N y su eco internacional. Pero no hubo motivos jurídicos o de derecho”. Mas terminó con una máxima a la defensiva: “Habrá que ver si comportarse como un demócrata equivale a actuar como un delincuente”.

La Fiscalía imputa a Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau la comisión de posibles delitos de desobediencia, malversación de fondos, prevaricación y usurpación de funciones, prevaricación y usurpación de funciones, que comporta, entre otras, la pena de inhabilitación. Una pena que Artur Mas estaría dispuesto a no acatar en función de la situación en Cataluña: "Si tenemos un Estado y la justicia se ordena en Cataluña, la inhabilitación no tendría ningún sentido. Si no hemos llegado a ello, los tribunales españoles todavía tendrán un sentido muy grande".

Tras su declaración ante el TSJC, Artur Mas lamentó que "Me tratan como un delincuente. Me presentan como un potencial delincuente, insumiso, como alguien que está atizando a todo el mundo". Alertó que "Nos enfrentamos a un Gobierno que usa todo su poder e influencia para destruirnos", y confía que, tras el 20-D, se conforme un “gobierno plural” para negociar la independencia. Si le inhabilitan por el 9-N está dispuesto a desobedecer la ley.

Los alcaldes hicieron un arco con los bastones de mando para que pasara Mas. Pero, o muchos alcaldes viajaron sin su vara de mando, o los famosos cuatrocientos munícipes no aparecen por ningún lado. ¿Qué tanto por ciento de la población representaban esos munícipes?

A la salida, de nuevo, se pudo comprobar que los presentes eran de la “casa”. Aparentemente un escaso cordón uniformado de seguridad; pero, entre los manifestantes numerosos agentes de paisano con su pinganillo. Unos cuatro agentes por consejero y los altos cargos y alcaldes con los suyos correspondientes. El Líder, ávido de su mesnada, desfiló bajo un arco formado por las varas de los alcaldes. Su coche oficial, que no pasó a recogerlo a las puertas del tribunal, le esperaba a unos tres minutos a paso normal; pero, el guión impuso un paseo ralentizado de unos cuarenta minutos con gritos de “president” y de “in-inde-independència”.

Con extrema dureza, el coordinador general de Convergència, Josep Rull, consideró que la figura de Mas es poco menos que inviolable: “Este es un acto vergonzoso. Que el ‘president’ haya de comparecer es ignominioso, una auténtica vergüenza. Ningún tribunal le puede inhabilitar porque la democracia pasa por delante de cualquier otro elemento”. También Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), manifestó que era “una movilización convocada por las entidades soberanistas. Los ciudadanos tienen el derecho democrático a manifestarse”. Y denunció lo que, a su juicio, es “una utilización de la justicia a favor de intereses partidistas y políticos”. También Quim Torra, el presidente de Òmnium Cultural, señaló que “esto es manifestarse en solidaridad con unos imputados que jamás habían de haber sido imputados. Han recibido un tratamiento vejatorio”.

Caras de satisfacción del acompañado y acompañantes que se llenaron la boca con la palabra democracia. Un concepto abstracto al que emplazaron por encima de las leyes concretas; quizás, sin comprender que la democracia tiene su fundamento en la ley. Pero, ¡esta gente no llega a más! A pesar de sus jetas sonrientes, impropias de un oprimido, dicen estar oprimidos para desembocar en un conflicto civil. En el ADN de la troupe separatista está inscrita la intimidación totalitaria.

En una entrevista en RAC1, Artur Mas declaró que “No desobedecí. Fue una rebelión democrática”. Una vez más, protestó por su imputación por la consulta del 9-N suspendida por el Tribunal Constitucional, que entiende es una “persecución del Estado”. "Por mí, el referéndum está hecho. Otra cosa es si hay un referéndum último y definitivo que nos lleva a acabar el proceso de independencia. Si en Madrid hay voluntad de diálogo y creen que hay algo que se parezca a esto y que nos lleve al mismo fin, estamos abiertos a hablar".

Una movilización más a cuenta del “govern”

Al Gobierno en funciones de la Generalitat le interesan todas las maniobras de distracción posibles, especialmente, actos milimetrados como éste del Palacio de Justicia. Culto al líder por todos lados. Autocares, jubilados de Òmnium y ANC, alcaldes con bastón de mando, ensayos en el Parque de la Ciudadela. A pesar de otro día de fiesta para alcaldes y altos cargos de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, fue notable el descenso de la presencia de alcaldes en apoyo a Artur Mas. De 947 municipios, en octubre de 2014 en la organización del 9-N, dicen que obtuvo el respaldo de 800 alcaldes, a quienes la Generalitat les pagó o les prometió pagar sus deudas municipales. El ayuntamiento de Verdú, por ejemplo, percibió 75.000 €. El butifarréndum del 9-N costó más de 13 millones de euros. Ahora, bastantes menos de cuatrocientos alcaldes pelotillas se desplazaron a las puertas del TSJC para agitar sus bastones de mando en ridícula actitud belicosa. A pesar de los miles de millones de euros dedicados a la agitación y propaganda, el pretendido “plebiscito del 27-S” dejó constancia del descenso en el apoyo a la Independencia.

¿Quién ha pagado esa fiesta? ¿Han cogido el bono bus o se han desplazado a cargo de las arcas municipales, de consejos comarcales, de diputaciones y de la Generalitat? ¿Dietas para desplazarse de población, realizar ágapes y caprichos y, en algunos casos, pernoctación? ¿Día libre con cargo a los días de libre disposición? ¿O un día de premio a la fidelidad al jefe? ¿O se compensará ese acto de presencia ante el TSJC con varios días de fiestas? ¿O darán un paso adelante en el escalafón para obtener un cargo en la Generalitat? ¿O un mejor posicionamiento para las futuras listas en las elecciones del 20 D? Una pachanga más para meter presión física a los jueces y tensión mediática para afectar al TSJC en sus actuaciones. ¿Será la justicia igual para todos tras ese circo montado?

Repasemos el significado de la escenografía utilizada. Esas varas de mando con sus cintas de cuero. En latín, fascis significa haz, manojo. La unión de treinta varas era un haz de lictores atadas de manera ritual. El haz de varas denotaba poder, “la unión hace la fuerza”. Un emblema del poder militar de los reyes etruscos, adoptado por los monarcas romanos, que pervivió a la República y a parte del Imperio. El blandir ese fascis a modo de hacha equivale a la justicia implacable sobre la vida y la muerte.

Amedrentar, intimidar y aterrorizar, la misma táctica empleada, en octubre de 1922, por Mussolini en su célebre Marcha sobre Roma. A lo largo del camino hacia Roma, Benito Mussolini fue sumando adeptos –muchos de ellos héroes italianos de la I Guerra Mundial-, armados con palos, mazas, armas caseras y algunas pistolas hasta congregar veinte mil fascistas en las afueras de la capital, que amenazaron con entrar en la ciudad provocando un derramamiento de sangre si no se atendía a sus exigencias.

Un año más tarde de la acción de Benito Mussolini, Adolf Hitler lo imitó con su Putsch de Munich. Otros totalitarios mantienen dicha “agitprop” en nuestros días.

Influido por la acción de Benito Mussolini, Adolf Hitler y miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) intentaron el Putsch de Munich (o de la Cervecería Bürgerbräukeller). Un golpe de Estado, los días 8 y 9 de noviembre de 1923, que utilizando Munich como base de operaciones contra el gobierno de la República de Weimar, pretendía proclamar un Estado rebelde en Baviera e iniciar una guerra para avanzar hacia Berlín. Fueron procesados y durante el juicio, iniciado el 26 de febrero de 1924, a Hitler se le concedió tiempo casi ilimitado para su defensa, que aprovechó para hacer crecer su popularidad. Diversos dirigentes nazis fueron condenados y, por su grado de responsabilidad, Adolf Hitler y Rudolf Hess fueron sentenciados a cinco años de prisión.

Las minorías marcan tiempos y cuando las masas adoctrinadas secundan ese impulso se consigue un feroz sectarismo nacionalista. ¿Justifica eso que cientos de personas pierdan un jueves por la mañana para proteger a un imputado? ¿Es eso indicativo de la corrupta red clientelar del parasitismo nacionalista? Red que, en estos días, está siendo visitada por la Guardia Civil en las propias sedes del partido de Convergència Democràtica de Catalunya y de su entramado de Fundaciones nacionalistas, donde han procedido a practicar detenciones. Con Pujol, con Mas, las redes nacionalistas han continuado trincando “a dojo”.

La declaración de los testigos

En la jornada del día 19 de octubre, cinco testigos admitieron ante el TSJC la plena participación de la Generalitat en la organización de la consulta del 9-N. Tres de ellos aseguraron que el “Govern de la Generalitat” continuó implicado en ese montaje, después de la fecha del 4 de noviembre en que el Tribunal Constitucional ordenó a la Generalitat su desvinculación del “proceso participativo”. Sólo uno de los testigos denunció haber recibido coacciones por parte del “Govern”.

La ex directora del Instituto Pedraforca de L’Hospitalet, la testigo Dolores Agenjo, fue la primera en declarar sobre su negativa a colaborar con la Generalitat el 9-N. Ante el juez aseguró que la directora territorial de Enseñanza, Montserrat Llobet, la presionó para abrir el centro y buscar voluntarios para la celebración de la consulta, después de que el TC suspendiera la convocatoria plebiscitaria de la Generalitat. Un hecho fundamental para determinar si hubo desobediencia o no por parte del Govern de Artur Mas. En su explicación a los medios, Agenjo expuso que: “Lo que interpreté es que se nos estaba dando la orden verbal de que fuésemos voluntarios, de que voluntariamente entregásemos las llaves. Fui presionada, obviamente, se me llamó varias veces, hasta cinco veces, para que entregara las llaves del centro, y yo pedí una orden escrita y nunca se me quiso dar, razón por la cual el centro no se abrió”. Manifestó que tiene correos electrónicos intercambiados en aquellas fechas con colegas de otros institutos en los que estos también reconocen haber recibido presiones de la Generalitat para colaborar con el 9N.

La defensa de la consejera Irene Rigau ha tratado de desacreditar este testimonio alegando que Dolores Agenjo fue candidata de Ciudadanos en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Irene Rigau sostiene que “Si hubiesen sido órdenes del Departamento, las tendría que haber cumplido, se le habrían hecho cumplir”, ha indicado en una entrevista en TV3. Y ha considerado que “la señora Agenjo lo que tenía era una discrepancia profunda con la propuesta que hacía el presidente de la Generalitat” porque “ella también tiene un compromiso político”.

La profesora Dolores Agenjo declarando ante la prensa a su salida del Tribunal. A Dolores Agenjo no cabe más que agradecerle su valentía contra viento y marea, y su abnegación en la lucha por despertar conciencias en una Cataluña, que el nacionalismo desliza hacia el totalitarismo

En una entrevista en Vozpópuli la profesora Agenjo explicó, de forma muy completa, su experiencia de aquellos días. Como por correo electrónico, en octubre, fueron convocados los directores de los centros de Barcelona-Comarcas a una reunión en la sede de los Servicios Territoriales de la consejería de Educación de la calle Caspe. El motivo por el que se les citaba era “informar sobre la jornada de reflexión de la cual algunos centros seríamos sede. En caso de no poder asistir, se nos instaba a comunicarlo urgentemente vía telefónica, de manera que se entendía claramente que era muy importante nuestra asistencia”. “Una vez en la reunión, la directora de Servicios Territoriales nos dijo que todos los centros seríamos sede electoral y que buscáramos tres voluntarios entre el profesorado, uno de los cuales se ocuparía de las cuestiones informáticas y otro sería el coordinador. Añadió que iríamos recibiendo información sobre lo que había que hacer, que recibiríamos material que deberíamos custodiar en el centro y facilitar las mesas y las sillas para las votaciones. Por último, dijo que, si entre los voluntarios no había nadie del equipo directivo, deberíamos entregar las llaves del centro a uno de los voluntarios“.

“Así las cosas, la sensación entre bastantes directores fue la de sentirnos entre la espada y la pared, la sensación de que si cumplíamos la ley y nos negábamos a colaborar íbamos a quedar en una situación muy difícil delante de nuestros superiores, de los cuales dependían nuestros cargos y nuestra evaluación. Si, por el contrario, complacíamos a la Directora de Servicios Territoriales podíamos incurrir en una grave responsabilidad de la que se nos podría pedir cuentas. A algunos, además, esta colaboración nos suponía violentar nuestras convicciones” –añadía Dolores Agenjo.

La profesora Agenjo recordó que: “La Directora de Servicios Territoriales convocó una nueva reunión, pero, esta vez solo con los directores que habían colaborado aportando voluntarios. Como yo no quise prestarme a esa tarea, no recibí la nueva convocatoria y pensé que ya no me dirían nada más pues había quedado claro mi voluntad de no participar en modo alguno en la “jornada de reflexión”. Sin embargo, el jueves 6 de noviembre, me llamó una persona del Departamento de Enseñanza diciéndome que era el coordinador de los voluntarios y que vendría al centro para que le entregara las llaves. Como le contesté que sin orden escrita no lo haría, al cabo de poco tiempo me llamó la directora de Servicios Territoriales para requerirme la entrega de las llaves. Me reiteré en mi petición de la orden y me contestó que ya lo consultaría. Esa misma mañana hablé con otros dos directores que tampoco habían entregado las llaves y que se sentían muy angustiados por la situación”.

Como se puede comprobar, la consulta o cómo se le quiera llamar, ya había sido suspendida por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, la actuación de la Consejería no se detuvo. “El viernes, 7 de noviembre, cuando ya pensaba que todo había pasado, volvió a llamarme la directora de Servicios Territoriales para reclamarme las llaves, diciéndome que era la última que quedaba sin entregarlas. Me mantuve en mi petición, a pesar –le dije- de que no era mi voluntad desobedecerla y la Directora de Servicios Territoriales me contestó que parecía que sí quería desobedecerla y que ya me diría algo. Al cabo de una hora, más o menos, volvió a llamarme para decirme que me daría la orden por escrito y que ella misma se personaría en el centro a recoger las llaves”.

De acuerdo con el relato de Agenjo, los Servicios Territoriales eran conscientes de la ilegalidad de la situación. “Después de colgar, me di cuenta de que no habíamos acordado la hora en que se pasaría y la llamé yo para preguntárselo. Me dijo que vendría a última hora, antes de que cerráramos el centro, a las 21h30; yo le recordé que trajera la orden y que quedara claro que se me ordenaba la entrega de las llaves; me respondió que así sería, pero que no le enseñara la orden a nadie. Me quedé perpleja por este comentario y le respondí que inmediatamente se lo remitiría a la Delegada del Gobierno en Cataluña, pues así lo indicaba su escrito y era la única forma en que quedaba claro que yo no colaboraba ni encubría la consulta y cumplía con mi obligación de comunicar a la autoridad lo que posiblemente sería un uso ilegal del centro. Esto hizo cambiar de opinión a la directora de Servicios Territoriales, quien me dijo que debía volver a consultar si se me entregaba orden o no, que ya me diría algo. Pero ya no volvió a llamarme ni se presentó a recoger las llaves”.

Finalizaba la entrevista con una mención al día siguiente de la primera jornada de las quince que duraría la votación. “El día 10 de noviembre, cuando llegué al instituto, encontré en el correo del centro, numerosas amenazas e insultos anónimos, que, en su momento, aparecieron en la prensa. El Departamento de Enseñanza lo sabía, porque incluso algún superior mío lo comentó con un miembro de mi equipo directivo, y no me dieron ningún tipo de apoyo ni moral ni jurídico. Cabe señalar que todos los directores, cuando en el ejercicio de sus funciones, sufren amenazas, como era mi caso, reciben el apoyo de los servicios jurídicos del Departamento. Mi sensación fue la de total abandono por parte de mis superiores”. Pocas cosas definen tan claramente el “tarannà” totalitario de los instigadores de la consulta.

Otro testigo, Daniel Martínez, administrador de la empresa Focus encargada del montaje del centro internacional de prensa en Montjuïc para que Artur Mas y Joana Ortega comparecieran el 9-N. El coste de 140.000 € por ese servicio se enmarcó en un contrato anual que la empresa tiene con la Consejería de la Presidencia por un importe de 500.000 €. El representante de la empresa reconoció que, con posterioridad al 4 de noviembre, recibieron instrucciones por parte de la Generalitat, y el montaje en sí se realizó el día anterior a las votaciones. La Fiscalía ya ha solicitado la documentación que acredite esas instrucciones. Daniel Martínez, es accionista del diario Ara, y se da la circunstancia de que hace unos meses despidió al cuñado de Mas, Guillem Rakosnik.

También compareció el director informático que coordinó el sistema el 9-N, Joan Cañada, acompañado de la ex vicepresidenta Joana Ortega. Reconoce que preparó todo el dispositivo para la consulta hasta el 4 de noviembre, en que éste quedó exclusivamente en manos de los voluntarios.

Asimismo, Elisabet Abad, directora del Centro de Iniciativas de Reinserción Social (CIRE) indicó al juez que, antes del 4 de noviembre, recibió el encargo de confeccionar en la prisión de Ponent las urnas de cartón y las papeletas para el 9N.

El último testigo en declarar, Jordi Escalé, responsable técnico informático del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de Información de la Generalitat (CTTI) sostuvo que los ordenadores para controlar la votación se entregaron después del 4 de noviembre y que él mismo se encargó de coordinar los servicios prestados por este organismo para resolver las incidencias informáticas que se pudiesen producir durante la jornada del 9N.

Realmente, cuando Artur Mas y su gobierno proclamaron hasta la saciedad que la consulta era responsabilidad suya y lo promulgaron a los cuatro vientos, ¿se necesita todo ese conjunto de declaraciones de testigos? Ahora, en una actuación miserable, rastrera e indigna de quien ocupa una responsabilidad de Gobierno, se conjuran y posicionan para endiñarles la responsabilidad a unos “pringados” voluntarios.

Sinceramente, este nacionalismo catalán resulta ridículo, máxime cuando en su configuración sólo aparecen personas que podríamos calificar de “anti Homenots”. Con el término Homenots, Josep Pla, uno de los más grandes escritores catalanes a quien el nacionalismo se la tenía (y se la tiene) jurada por no ser nacionalista, significaba a una persona de carácter especial y de marcado carisma. Por eso, atendidas las carencias de los Artur Mas, Oriol Junqueras, Antonio Baños, David Fernández, Carme Forcadell, Raúl Romeva, Muriel Casals, Eduardo Reyes y el resto de llepasubvens, podemos calificar a esos nacionalistas como “Anti Homenots”.

Decía Josep Pla que: “Per mi un homenot és un tipus singular, insòlit, una persona que s'ha significat, en una qualsevol activitat, d'un manera remarcable”. (…) “Aquesta paraula, «homenots», no té cap sentit despectiu seriós, més aviat assenyala una certa voluminositat en el personatge qualificat d'aquesta manera. Tot el matís despectiu que pugui tenir, al meu entendre, fa referència a una determinada absència de bellesa física. Però ¿què hi farem si els homes i tantes i tantes dones som tan lleigs? En definitiva, la paraula «homenots» és una de tantes que utilitzem per a fer-nos entendre dient només la veritat a mitges. És un eufemisme.”

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