4/11/10

¡Bienvenido a España!

En la visita que el Papa Benedicto XVI girará a Barcelona se encontrará con una realidad que debería analizar en toda su hondura. En Cataluña, y gracias a la complicidad de su iglesia con el nacionalismo, los templos católicos están cada vez más vacíos y sus diócesis son las que cuentan con menos vocaciones de toda España, teniendo que importar seminaristas de países hispanoamericanos. Una jerarquía que, en parte, se ha sentido demasiado cómoda en el regazo nacionalista y que, consecuentemente, de tanto mirarse el ombligo y de no ver más allá de él, ha ido perdiendo capacidad de testimonio y de diálogo fraterno alejando a muchos fieles de su órbita hasta dejar la identidad religiosa de la población, al menos en Cataluña, en una nebulosa que se dispersa en cuestiones ajenas a la defensa de la dignidad de la persona y a la solidaridad universal, los dos principios ejes del cristianismo.


Cartel y DVD oficial de la visita de Benedicto XVI a España

En la interesada confusión de política con religión, 36 personalidades, políticas y eclesiásticas, unidas en su adhesión nacionalista, dan su apoyo y la bienvenida al Papa por su presencia en Barcelona el día 7 de Noviembre, en un manifiesto catalanista que encabeza el ex presidente de la Generalidad, Jordi Pujol y que, bajo la forma de anuncio, se ha publicado en el Corriere della Sera. El documento se presenta como un gesto de pública gratitud por el reconocimiento del catalán, que tendrá un papel sustantivo en la visita papal en la consagración del templo expiatorio de la Sagrada Familia y en las alocuciones del Benedicto XVI en Barcelona, "rezando con nosotros y en nuestra lengua". Consideran esta visita como una recuperación de viejos puentes entre Cataluña y Roma. Uno de los párrafos de esta iniciativa señala: “Santidad, llegáis a una tierra con una conciencia de nación que siempre ha sido reconocida por la tradición eclesial, como se explícita en el documento episcopal Arrels cristianes de Catalunya.” El manifiesto, que sitúa la Sagrada Família como una maravilla de la cultura cristiana, subraya el carácter abierto de la sociedad catalana, y considera la visita como un gran estímulo para la concordia civil y la firmeza de los creyentes. Tras este documento, se oculta el nuevo intento de situar la religión bajo el imperio del nacionalismo catalán, quien cuenta con algunos curas enfocados más a su servicio que a la labor pastoral en la Iglesia. El Vaticano pide, expresamente, que no se utilice la visita del Papa ni en clave política, ni en clave electoral. No en vano, el papa es el representante de la Iglesia Católica, por tanto Universal.



Rodríguez Zapatero volará a Barcelona en busca de la foto con el Papa

Otros, como Rodríguez Zapatero viajarán solamente a Barcelona, territorio del tripartito para apuntarse al carro de la visita, hacerse la foto y apoyar electoralmente al PSC. No viajará a Santiago, aunque el alcalde de la ciudad sea socialista, por ser territorio del PP. José Montilla, presidente de la Generalidad de Cataluña, creyente no practicante, participará gustosamente en todos los actos de la visita papal a Barcelona, gracias a su respetuosa relación con la jerarquía eclesial catalana, tal como hiciera durante su etapa de ministro en el gobierno de España. Como primera autoridad del Estado, recibirá a Benedicto XVI en el aeropuerto de El Prat, en un breve y simbólico acto, para dejar claro que es Bienvenido a Cataluña. Todo a tres semanas de las elecciones autonómicas. Por ello, tratará de realizar un buen papel institucional para que la visita transcurra sin incidentes de acuerdo con las previsiones y proyecte una buena imagen de Barcelona ante los tres mil periodistas acreditados y ante las televisiones que cubrirán el evento.


El denominado Carod-Rovira se coloca una corona de espinas en la salida del Santo Sepulcro, en presencia de Pascual Maragall, toda una mofa del cristianismo por parte de las autoridades de Cataluña.

También, el vicepresidente de la Generalidad, el ex seminarista Carod-Rovira, estará presente. Montilla, que se negó a aceptar las imposiciones de ERC e ICV para que se dejase de celebrar la misa de San Jorge en la capilla del Palacio de la Generalidad –de las pocas consagradas en una sede gubernamental–, busca presentarse como un moderado después de dos legislaturas con ERC e ICV en el tripartito. Los dirigentes de ICV han declinado la invitación. Dirigentes de ERC llevan semanas tratando de ridiculizar al Papa, y algunos de ellos lo han comparado con el imán de Lérida. El triángulo masónico del anagrama de los independentistas les pesa demasiado.

Campaña de repudio a la visita de Benedicto XVI

Todo un magma de entidades laicistas se han puesto en pie de guerra, junto a colectivos y asociaciones de ateos, homosexuales, feministas, de vecinos, independentistas, republicanos o anarcosindicalistas. Y por su cuenta, los antisistemas llaman a realizar todo tipo de acciones violentas e incitan a la quema de iglesias, a través de una revista marginal de la editorial RBA, que, en una de sus viñetas, textualiza la siguiente frase: "La únika iglesia ke ilumina es la ke arde".

Ateos, republicanos y masones en su tradicional alianza contra la religión, y muy especialmente contra la iglesia católica, han renovado su compromiso contra Benedicto XVI, tal como se muestra en la prensa de los últimos años. En sus delirios, acusan a la iglesia de suprimir derechos sociales conseguidos por los socialistas (aborto, matrimonio homo…) y a Benedicto XVI le culpan de la muerte de millones de personas en África, por su oposición al preservativo.

Es la cobertura mediàtica a la campaña y a las manifestaciones preparadas durante los días de estancia de Benedicto XVI en España. En Internet arrecian los insultos, injurias y amenazas graves al Papa dentro de la campaña de ataques y desprestigio. Es el resultado de varias décadas de criminalizar a la iglesia católica por parte de sectores del nacionalismo e izquierdistas, que, entre otras cosas, por ejemplo, acusan a la Iglesia y a la COPE del supuesto odio contra Cataluña, por sus críticas a un nacionalismo catalán, que se cree poseedor de la verdad absoluta y que se muestra por encima del bien y del mal.

Parte de la prensa catalana lleva tiempo desarrollando la idea de que la mayoría de barceloneses y de los católicos les es indiferente la visita o está en contra del Papa. Incluso los titulares denigratorios llevan días durmiendo en las redacciones por si un quizás. Bajo ese quizá cualquiera puede escribir la mayor burrada que se le ocurra, sin la menor reflexión sobre lo que se publica, ya que si se trata de insultar o vejar al Papa o a la Iglesia Católica todo vale. Todo vale cuando se carece de ideas. Una visita que se produce cuando en el resto del mundo arrecian los ataques contra la religión católica, con el asesinato de cientos de sus fieles y el ataque permanente a muchos de sus templos.

Los medios de comunicación, especialmente los laicistas, los más subvencionados por el gobierno y las autonomías correspondientes, en sus referencias al Papa y a la Iglesia Católica suelen cambiar su pretendida seriedad informativa en comicidad sectaria, al guiarse por el criterio de lo pasajero y de lo trivial en su incapacidad por acercarse a lo fundamental. En sus opiniones manifiestan un profundo desconcierto por encasillar las palabras y los textos de la Iglesia en su elemental esquema mental, que no admite más dicotomía que izquierdas o derechas.

Como muestra de estos artificios banales y escasos de contenido, desde El País, Maruja Torres nos dijo ya que le tenía ganas al Papa. No en vano, este diario acoge en sus páginas a todos aquellos intitulados católicos –asociaciones de teólogos, de curas y religiosas y religiosos secularizados…- que tratan de actuar como lobby antipapa y antieclesial, así como de utilizar la caja de resonancia de dicho medio para descolgar sus teorías sobre la insensibilidad de los demás hacia los desfavorecidos, mientras ellos se aprestan raudos en pos de la subvención gubernamental.

A pesar de lo que digan estos lobbys de iluminados, España es un Estado aconfesional, que reconoce el papel de la Iglesia Católica y que no combate a las religiones, tal como recoge la Constitución y la doctrina del Tribunal Constitucional de estos últimos 32 años. No es un Estado laicista como pretenden los intransigentes grupos que promueven la repulsa a la visita del Papa. Acusan a buena parte de personalidades de querer hacerse la foto con el Papa y postrarse ante su autoridad. Los laicistas se consideran la reencarnación de los galos de Astérix y se muestran dispuestos a defender su aldea frente al líder de la Iglesia Católica, se trate en la Plaza del Obradoiro o de la Sagrada Familia.


Carteles oficiales de la visita de Benedicto XVI a Santiago y a Barcelona

Los católicos en España se han acostumbrado a un silencio, que es aprovechado por los grupos de ateos, masones y laicistas, para ejercer una presión permanente anticatólica y para pasarse por donde sea la Ley Orgánica 10/1995, en cuyo Título XXI, de delitos contra la Constitución, en su capítulo IV, de los delitos relativos al ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas, en su sección tercera, de los delitos contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos, en su artículo 523 expone que: “El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar”. El artículo 525 incide en que:” 1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican. 2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna”.

Estos iluminados no han podido impedir que más de 3.000 periodistas se hayan acreditado para seguir este evento en un despliegue que ya se considera histórico. Una cámara spiderman emitirá, por ejemplo, una vista panorámica de las primeras imágenes de la nave central acabada de la Sagrada Familia. Algunos medios extranjeros quieren profundizar sobre el arraigo del catolicismo en España.

La reiteración del odio laicista

Disfrazados con pieles de cordero, los laicistas redoblan sus esfuerzos contra la religión católica, cuándo, dónde y cómo les señale el gobierno que les subvenciona de forma generosa. Para mostrarnos su aparente democratismo usan el diálogo como una imposición, sin ocultar que su permisión para con los demás es la propia de los liberticidas, y que, en la mayoría de los casos, refleja su intolerancia congénita, correspondiente al pensamiento único promovido por aquellas sociedades secretas que quieren imponer su nuevo orden a la sociedad mundial, la nueva era del totalitarismo. Ante una palabra del Papa, de la Conferencia Episcopal o cualquier documento eclesial, saltan como un resorte para tratar de acallar la voz de la Iglesia, con unas valoraciones que, habitualmente, poco o nada tienen que ver con las palabras o textos que rebaten.

Como muestra de su respeto hacia los demás, los laicistas tildan a los creyentes de ultras y manejan unas cifras de gasto público en el evento que distan mucho del referido por las administraciones intervinientes. La gran argumentación de los laicistas es que las administraciones gastarán para adecuar las ciudades y sus actos reivindicativos expresarán su oposición a que un acto religioso se financie con dinero público. Cada entidad laicista ofrece unas cifras diferentes de los gastos de la visita, absolutamente dispares y exageradas, y mezclan los conceptos sin el más mínimo rigor. Olvidan la rápidez con la que se recuperarán las inversiones. Así, en Barcelona, sobre una inversión de 1,5 millones de euros se recaudarán más de 30 millones de euros gracias a los peregrinos de todas partes de España y de otros países. Todas estas entidades relacionan sus cifras del viaje con la reducción del gasto público en 2011 sobre las pensiones, infraestructuras, salarios de funcionarios, ayudas al desarrollo y apoyo a sectores más desfavorecidos, y la creación de puestos de trabajo.

Cabe preguntarse, si ¿Acaso es la Iglesia quien ha congelado las pensiones, ha reducido el sueldo del sector público, ha impedido las ayudas al desarrollo y las ayudas sociales, o se ha mostrado contra la creación de empleo? Me parece, laicistas, que no ha sido ésta la actuación de la Iglesia.

Pero, éstos continúan hablando de privilegios de la Iglesia católica, referidos a sobrefinanciación, educación religiosa, funerales de Estado o tomas de posesión de cargos públicos junto a crucifijos y Biblias. Se muestran ofendidos porque el Papa centre su homilía en la defensa de la familia y de la vida, que defienda que la fe no es contraria ni al arte, ni a la cultura, ni a la ciencia. Obvian el trabajo de la iglesia en tiempos de crisis y con los inmigrantes, su sensibilidad, atención y apoyo a los más necesitados y vulnerables de la sociedad. Los laicistas se sienten ofendidos por el impulso misionero de los Papas, símbolo de la vitalidad de las comunidades cristianas. Les ofende que el Papa llegue a confirmar la fe de sus hermanos.


Activistas contra la visita de Benedicto XVI a Santiago y a Barcelona, lucen en su pancarta el triangulo masónico

Asociaciones laicistas llevan tiempo movilizándose en la red, con la campaña Nosotros no te esperamos, y preparando acciones de protesta contra el viaje pastoral de Benedicto XVI. La campaña laicista tendrá el lema en gallego y en catalán: Eu non te espero o Jo no t’espero, y esperan colocan estas banderas en balcones y ventanas. Han repartido carteles, pegatinas, pancartas contra el Papa y utilizan los autobuses municipales de Barcelona para su campaña de rechazo a la visita. Acciones de protesta en una España, que según el último estudio del CIS, un 73% se declara católico; es decir, más de 33,6 millones de personas. Un catolicismo que defiende valores como la unidad, la familia y la solidaridad universal y que constituye el pilar del estado. Una Iglesia, cuya labor social en materias de educación, sanitaria y asistencial le ahorra más de 30.000 millones de euros al Estado, y eso cada año.

El diario Público reunió en Madrid a varias asociaciones contrarias a la visita, que alegan confusión de planos, públicos y privados, laico y religioso. A Luís Vega, de la Unión de Ateos y Librepensadores, le preocupan: "Por un lado, su llegada refuerza la confesionalidad del Estado, que pone toda su parafernalia al servicio de la Iglesia católica. Por el otro, el inmenso gasto, que pagamos entre todos, para una iniciativa privada del que nadie nos va a informar". "Nadie dice que se cierren iglesias o que se prohíban las procesiones", “sino que se regule como a cualquier otra institución y no se obligue a las autoridades públicas a participar en los ritos de cualquier confesión”. Yo me pregunto: ¿las actividades de la Iglesia y de otras confesiones no están ya reguladas? ¿Obliga la Iglesia a las autoridades públicas a participar en sus actos? ¿Impone la Iglesia funerales de Estado a quienes no están por esa labor?

Antonio González Boldo, de Madrid Laica, crítica el gasto de seis millones de euros que "no se justificará", le preocupa la "actitud entreguista del Gobierno socialista", que da "todos los privilegios y facilidades" a la visita papal, y que "ha metido en un cajón la Ley de Libertad Religiosa para no molestar o perturbar las relaciones con la Iglesia". "No hay autonomía en un partido que se denomina laico y progresista". Relaciona el coste de la visita con un "Hay recortes a los trabajadores, los funcionarios, los pensionistas pero con el Papa no hay recortes, se ponen todos los medios al servicio del viaje". Plantea la desaparición de los usos y costumbres que no recoge la ley, como la financiación, la presencia de símbolos religiosos en lugares públicos o la enseñanza religiosa. Es decir, plantean la desaparición de todo vestigio religioso.

Desde el Observatorio de la Laicidad–Europa Laica, su responsable Manuel Navarro, pide el envío de correos electrónicos al Nuncio en España con la factura al Papa por los fondos públicos utilizados para las visitas a Santiago y a Barcelona. Denuncia a éstos ayuntamientos y a las comunidades autónomas de Galicia y Cataluña porque, según sus cálculos, se gastarán 200.000 euros por hora de estancia del Papa. Denuncia que se le concedan honores de jefe de Estado. Intencionalmente, extralimitan las “dádivas del Estado a la Iglesia” que fijan en unos 10.000 millones de euros al año, por diversos conceptos y exenciones.

Para Rosario Segura, de la misma Europa Laica, exige no permitir los privilegios de la Iglesia. "Vivimos una época de oscurantismo, donde se deja a la Iglesia católica que invada el espacio público sin informar a la ciudadanía". "Como ciudadano, el Papa puede venir cuando quiera a ver a sus fieles, pero una democracia real no puede quedar subsumida por una religión específica, y eso pasa con la teatralización que se hará del viaje". "Habría que cuestionar el papel de las autoridades españolas, que se pelean por estrechar la mano o hacerse la foto con el Papa". "Y sin informarnos de nada", "Una cosa es respetar las creencias, y otra que los espacios públicos se llenen de todas las religiones, sin respetar los derechos de la ciudadanía". Eso sí, tras plantear que, prácticamente, la Iglesia vuelva a las catacumbas, aclara que ninguno de los presentes aboga por prohibir la Iglesia, ni siquiera por dejar de financiar sus proyectos sociales o educativos, "pero en igualdad de condiciones y primando que sean los fieles quienes financien su confesión". Evidentemente, para esta entidad los creyentes no forman parte de la ciudadanía, ni pueden decidir dónde quieren que vayan sus impuestos. No piensa, Europa Laica que sin la Iglesia, el Estado debería dedicar muchos más recursos a educación, sanidad o asistencia social, y eso retraería ayudas a todo este tipo de entidades laicistas, de escasa o nula aportación social.

La asociación cultural Gentalha do Pichel, según su secretario Eduardo Maragoto, dice que ha vendido mil estandartes reivindicativos (a 3 € la unidad) para “recibir como se merece al joven hitleriano que llegó a gerente de la Iglesia Católica”, el fundamentalista Ratzinger. Y La Rede Feminista Galega ha convocado una concentración en el centro de Santiago el sábado a las 11, media hora antes de que Ratinzger aterrice en el aeropuerto de Lavacolla.

En Barcelona, más de 50 colectivos prometen una concentración central en la plaza de San Jaime el jueves para demostrar unidad y unificar criterios – según explica Albert Riba, responsable de la organización Ateus de Catalunya. El domingo 7 de noviembre, realizaran por las calles de Barcelona una morreada gay. El secretario general del Moviment Laic i Progressista, Joffre Villanueva, añade que la campaña, que lleva el lema Jo no t'espero, en defensa de la laïcitat, se ha ideado de una manera "muy plural, para hacer evidente la diversidad de morales" que hay en la sociedad. La Federació d'Associació de Veïns de Barcelona (Favb) alega que la visita fastidiará a los residentes de la ciudad por las medidas de seguridad y reivindican que "una sociedad democrática se tiene que asentar en la aconfesionalidad y en la laicidad". Las feministas de la asociación catalana Ca la dona criticaran la negativa del Papa y de la Iglesia "al derecho de cualquier persona a decidir sobre el propio cuerpo", ya sea por cuestión de identidad sexual o por su intención de abortar.

Como comparsas de la representación teatral del laicismo, aparece alguna asociación de teólogos. También, Evaristo Villar, de Redes Cristianas, alega que “no todos los católicos están a favor de la visita papal". “El primer paso es la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado" “un reducto del franquismo”, coinciden Evaristo Villar y Luis Vega.


Los antisistema volverán a buscar el protagonismo con su violencia gratuita

Los antisistema, que se apuntan a cualquier carro, han decretado como “jornadas de lucha” los días de la visita papal. Prometen no escatimar violencia y garantizan una auténtica orgía con elementos de piromanía y de destrozos indiscriminados. Los Mozos de Escuadra, como en anteriores ocasiones, han recibido instrucciones de contener, nunca de repeler ni detener a ningún antisistema. Es más, nuevamente, el número dos de Interior, Joan Boada, ha dicho la última, al asegurar que su departamento “velará por la seguridad de quienes se manifiesten contra el Papa”. ¿Cómo los padres de estos revoltosos, altos dirigentes del tripartito o miembros de la burguesía, van a querer algún mal para sus retoños? Mejor que la policía no actúe, no vaya a ser que se puedan estropear las ropas de marcas de sus vástagos y no vuelvan a casa a tiempo para cenar. Los millones de pérdidas en mobiliario urbano, edificios perjudicados y lesiones a las personas no tienen mayor importancia.

Sin ninguna duda, el progresismo de Rodríguez Zapatero va consiguiendo, poco a poco, fomentar la división y el odio entre los ciudadanos de España. ¡Enhorabuena!, por semejantes frutos de su política y todo por un puñado de votos. Tomemos nota para los tiempos que vienen.

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