26/9/14

¿Derivar pacientes a otros centros es la solución?

Ya hablamos del teatro de las listas de espera en Cataluña, un auténtico vodevil sobre la salud humana, una pantomima, una puesta en escena con retazos de espectáculo de magia, acrobacia y malabarismo. Tras el escenario, responsables de la sanidad privada, de la concertada y de la pública, dirimen sus cuitas a bisturí en ristre, cual vulgares brigantes del siglo XIX que actuasen sobre los enrevesados caminos que conducen al sistema hospitalario para asaltar pacientes, pillarlos in fraganti, contrabandear con ellos e, incluso, robarles su autoestima y algo más. Aquellos salteadores solían actuar en cuadrillas, y en ocasiones solos.

Cuando los pacientes se derivan de un centro a otro centro hospitalario quedan sometidos a la actuación de otras cuadrillas, si bien, ahora, se les denomina equipos.

Fachada del Centro Médico Quirúrgico de Reus, del grupo Innova, que, en el marco de las actuaciones contra ese holding. fue registrado por la Guardia Civil, el 29 de enero de 2014, a instancias del Juzgado de Instrucción 3 de Reus.

Por decisión de la Conselleria de Salut, desde el 15 de septiembre, el Centro Médico Quirúrgico de Reus (CMQR), integrado en el Grupo Sagessa, propiedad de la investigada INNOVA, atenderá unos 300 pacientes en lista de espera en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, y otros cientos más provenientes de otros centros hospitalarios de la demarcación. Una decisión que hará aumentar el gasto sanitario de forma innecesaria. El centro dispone de 47 camas, cinco quirófanos, y un área de urgencias.

Un nuevo tiempo para que algunos médicos salgan por la puerta de su Hospital y dirijan los pasos hacia las puertas de una clínica más pequeña en tamaño y en capacidades humanas y tecnológicas de intervención. Al igual que los pacientes, sus datos sanitarios contenidos en la Historia Clínica se pasearan de centro a centro, planteándose el problema de la necesaria protección de datos sanitarios.

Esta clínica de Reus practicará operaciones, en su mayoría de juanetes, artroscopia, hombros y rodilla, etc., sobre las que la ley garantiza un tiempo máximo de espera de seis meses. Pero, la primera dificultad radica en que este centro sanitario no dispone del necesario cuadro médico de especialistas para realizar ese tipo de intervenciones. Ni parece disponer de medios adecuados –UCI, sala de reanimación…- para, en caso de complicación sobrevenida poder actuar con garantías sobre las posibles incidencias.

Sin el cuadro médico adecuado, el CMQR ha de proceder a contratar especialistas, más en concreto traumatólogos y anestesistas, entre los hospitales de la demarcación, entre ellos el Hospital Joan XXIII de Tarragona o el Hospital Sant Joan de Reus. Los especialistas contratados percibirán sus emolumentos por acto médico; es decir, por cada intervención quirúrgica que realicen a los pacientes en lista de espera de los centros de la zona. Algunos pacientes se han de desplazar desde poblaciones con centro hospitalario propio hacia otra localidad.

Estas intervenciones para reducir listas de espera suelen comenzar a partir de las cuatro de la tarde. Por otra parte, el horario de los facultativos contratados para operar es habitualmente de 8 a 17 horas.

En estos días, entre el personal facultativo, se comenta que estas derivaciones quirúrgicas de los hospitales hacia el CMQR no deja de ser una forma de evitar que los médicos se reboten y de compensarles un poco por la pérdida del poder adquisitivo de los últimos años.

Y se produce esta derivación de pacientes, cuando permanecen cerrados una parte de los quirófanos de centros como el Hospital Joan XXIII de Tarragona.

¿Existe realmente un ahorro para las arcas sanitarias? ¿Las derivaciones son la solución a las listas de espera?

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