28/5/13

Cuando movilizar y cuantificar fuerzas no sabe de Acuerdos

El 23 de mayo de 2013 asistimos a un nuevo intento de demostración de fuerza, por parte de una izquierda política-sindical que deambula por lo que, todavía, cree que es su territorio exclusivo y su particular cortijo: los trabajadores. Una obsesiva dinámica de movilización y de permanente cuantificación de fuerzas que conduce a los organizadores a doblar sistemáticamente los datos facilitados por la policía local, a veces excesivamente generosa en sus cuentas y que no suele tener en cuenta la densidad de participantes en las protestas. En esta ocasión muy baja.

Firmantes del Acuerdo sobre ultraactividad de los convenios colectivos en representación de sus organizaciones

En nueve ciudades de Cataluña se vieron concentraciones de trabajadores por el desbloqueo de los convenios colectivos y en algunas vieron transitar en manifestación a trabajadores en defensa del derecho a la negociación colectiva. En Tarragona, a partir de las 18,30 horas, por sus soleadas calles, se manifestaban unos cientos de trabajadores, sin que nadie les indicara que, a las 16,30 horas, se había firmado un “Acuerdo sobre ultraactividad de los convenios colectivos”, en la sede del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA). Nadie habló que, desde las 16,59 horas, la noticia se hizo pública en diversos medios digitales y en noticiarios de radios.

Dos representantes de CEOE, uno de CEPYME, tres de CCOO y tres UGT estamparon su firma en dicho documento, con la idea de impulsar la negociación colectiva pendiente, con la intención de superar el bloqueo de la negociación, dar certidumbre y seguridad a empresarios y representantes de los trabajadores y evitar la conflictividad en las relaciones laborales de las empresas cuyos convenios estaban próximos a perder su vigencia el próximo 8 de julio. Se trataba de unos 1.700 convenios que afectaban a unos 3,5 millones de trabajadores.

En el marco de la Comisión de Seguimiento del II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva 2012, 2013 y 2014 (II AENC), celebrada el 22 de noviembre de 2012, patronal y sindicatos ya habían considerado "necesario activar la búsqueda de acuerdos para la firma de los convenios colectivos, como forma de dar perspectivas de estabilidad a las empresas y a los trabajadores afectados por estos convenios, a la vez que se contribuye de forma importante a fomentar la confianza de la sociedad, incidiendo en la recuperación de la inversión, del empleo y del consumo”.

Los procesos de renovación de los convenios denunciados antes del fin de la vigencia máxima del periodo legal previsto de ultraactividad presentaban problemas. Ambas partes habían solicitado al Ministerio de Empleo información sobre los convenios y trabajadores afectados por esa expiración del plazo legal, sin que se hubieran firmado el nuevo convenio que sustituyera al denunciado. Era importante llegar a este Acuerdo.

La ultraactividad de los convenios colectivos era de aplicación supletoria en defecto de pacto expreso. Negociar sobre esta materia está al alcance de las partes y, aunque no lo tuvieran previsto expresamente en el convenio, pueden ultiman acuerdos específicos sobre la prórroga incluso en la fase de negociación del nuevo convenio.

Desde el seno de la Comisión del IIAENC, las organizaciones firmantes se han dirigido a los negociadores de convenios colectivos que pudieran verse afectados por la pérdida de vigencia y, respetando la autonomía de la voluntad de las unidades de negociación, les recomiendan:
1.- Primar la buena fe negociadora con la renovación y actualización de los convenios, en aras a la competitividad de las empresas y de la estabilidad en el empleo de los trabajadores.
2.- Procurar potenciar los mecanismos de flexibilidad interna del IIAENC, a efectos de tiempo de trabajo, clasificación profesional, funciones y salario y de su adaptabilidad a las necesidades e intereses de los trabajadores y empresarios. Y que, en los distintos procesos de adaptación, participe la representación legal de los trabajadores.
3.- Garantizar una mayor eficacia mediante la adecuada revisión e innovación de los convenios colectivos.
4.- Mejorar las técnicas reguladoras de los convenios para hacerlas más inteligibles y conseguir una mayor claridad y simplificación de las cláusulas convencionales, con la consecuencia de una menor conflictividad interpretativa en su aplicación.
5.- Propiciar el acuerdo, agilizando e intensificando los procesos negociadores, antes del término legal de vigencia de los convenios.
6.- Garantizar el mantenimiento del convenio vencido, mediante el compromiso mutuo de las partes de seguir antes de finalizar el plazo de vigencia. Si bien cada una de las partes podrán decidir que la negociación está agotada e instar la mediación obligatoria o el arbitraje voluntario.
7.- Resolver la situación de bloqueo negociador acudiendo a los sistemas de solución extrajudicial de conflictos establecidos en el ámbito del Estado (V ASAC) y de carácter autonómico. En los convenios denunciados con dos años de antelación al 8 de julio de 2013, y no renovados en esa fecha, las partes deberán acudir de manera urgente a la mediación o al arbitraje voluntario.
8.- Las organizaciones firmantes del II AENC impulsarán la renovación de convenios colectivos conforme lo recogido en el mismo y cumplirán con las anteriores recomendaciones.

Discursos cansinos y superados por los hechos

A las 18,30 horas del día 23 de mayo de 2013, algo más de un centenar de trabajadores esperaba frente al Hospital Santa Tecla en la Rambla Vella de Tarragona. Cinco pancartas y 79 banderas de las distintas organizaciones convocantes compondrían el grueso de una manifestación que completaría su periplo por la Rambla Nova hasta la Plaza Imperial Tarraco frente a la sede de la subdelegación del Gobierno. Contando con que algunas personas agitaban dos banderas a la vez, nos puede dar idea del cómputo global de participantes. Algunos medios dieron la cifra de 1.500 manifestantes. Como es habitual en estos casos habían multiplicado por cinco, para no quedarse cortos en su estimación. Un control en la Rambla Nova a la altura de la tienda de Movistar dio el resultado de 375 personas manifestándose. Otro control, junto a la Librería Bayer, próxima a la Plaza Imperial Tarraco, bajó la cifra a 342 personas. Entre control y control, cuatro chavales, ni uno más ni uno menos, coreaban el "¡hace falta ya una huelga, una huelga, una huelga general!”. Ninguno de ellos había ejercido aún oficio alguno. Entre los manifestantes, un comunista entrega octavillas y otro trataba de vender su propaganda marxista. La lenta marcha se inició a las 18,47 para concluir a las 19,15 horas. A las 19,25 horas se inició, entre distorsiones acústicas, la adoctrinación del manifestante convencido y comenzó el goteo de gente que salía de la concentración.

Port de Tarragona, acceso bloqueado el día 23 de mayo, durante cuatro horas, por un piquete sindical informativo en defensa de la negociación colectiva. Ante la cola formada y la incipiente protesta de los transportistas autónomos, al final se permitió la entrada escalonada de vehículos

Los discursos se sucedieron uno tras otro, iniciados por Jaime, un parado de larga duración con un ingreso personal de 426 € y unos ingresos de 1.000 € en el conjunto de su unidad familiar compuesta por cinco miembros. Habló de las dificultades para obtener la beca-comedor. Cómo en esa situación no se pega ojo durante la noche pensando qué darás de comer a tus familiares al día siguiente, cómo temen los desahucios, cómo se asustan cuando reciben una carta del Banco, cómo es la angustia si realizas un trabajo en la economía sumergida. Recordó a los abuelos como viejos luchadores que explican a sus nietos “que nos están matando” y, sin embargo, la gente no sale a la lucha, aunque nos estén robando derechos y libertades. Instó a unirse a la izquierda sindical y a la izquierda política, porque “somos el pueblo, somos el poder y la calle es nuestra”.

Quien habló, a continuación, en representación del sector de Mercaderías se refirió a la lucha por su convenio y por la dignidad de la clase obrera, así como de los intentos de deslocalización de actividades como la suya. Pidió que los transportistas autónomos no salieran a trabajar para apoyar al sector del Transporte de Mercaderías.

El siguiente orador mencionó la puta reforma laboral y los acuerdos entre patronal y sindicatos como un mal ejemplo en 35 años de negociación. El empleo fue el único indicador económico que consideró en su parlamento. Habló de la ultraactividad impuesta por ley y denunció que “sin convenio, nos quedamos sin ley” y sometidos a los 645 € del SMI.

Un delegado de CGT denunció que querían destruir al ferrocarril, que una sola persona controlaba por la noche más de 1 millón de litros de combustible en la empresa CLH, que el suicidio se equipara al asesinato de Estado, que la lucha de la sanidad no tiene el apoyo de los usuarios, que la supresión de la vigencia de los Convenios Colectivos es un ataque de los capitalistas a través de la Unión Europea, del Estado y de los Sindicatos. Se refirió a cómo el Acuerdo del Metal ha supuesto levantar la huelga a cambio de la congelación salarial por tres años. Duda de la solidaridad de los trabajadores para paralizar sectores que sirven para la lucha de todos. Denunció que, mientras las Secciones Sindicales aceptan rebajas salariales del 8 ó 15 %, se debería estar hablando de Huelga General, de la participación activa en los sindicatos y en las movilizaciones. Concluyó con un animista ”No debemos olvidar nunca que somos nosotros quienes generamos la riqueza. Ese es nuestro poder contra la patronal”.

Concluido el acto, a través de la megafonía, se escuchó el canto de Els segadors” y la desbandada fue general. Como dijo un manifestante al escuchar esa musiquilla: “¡Éramos pocos y parió la abuela! ¡Lo que faltaba ahora!”.

La puesta en escena de algunas manifestaciones se vuelve, día a día, más infumable. Pueden pasar los años y cambiar la realidad que los discursos son más de lo mismo, y, siempre, los últimos peores que los anteriores.

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