1/12/11

Sentido de responsabilidad y Austeridad

El sentido de responsabilidad impone la austeridad como instrumento de gestión que, necesariamente,implica el recorte de todos los gastos superfluos, el adelgazamiento de la Administración para optimizar sus recursos, la reducción de 50 diputados en el Congreso y el plantear el desmantelamiento del Senado en su actual formulación, y, sobre todo, el cumplimiento de los objetivos del déficit fijado por la Unión Europea. El sentido de responsabilidad, en estos momentos de absoluta quiebra, impone fortalecer España, mediante la primacía de los textos legales fundamentales y la aplicación, entre otras, de la ley de Banderas.

Nuevas dependencias del Palacio de la Moncloa desde donde se supervisa el futuro de España

El sentido de responsabilidad ha de establecer la gobernabilidad y la regeneración democrática con la eliminación de subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, fundaciones y ONGs sin otras finalidades que el servicio a los amigos y conocidos y las de practicar “turismo solidario”. Regeneración democrática que optimice el voto por correo, qua acabe con los privilegios de los políticos y que perfeccione la ley electoral.

El sentido de responsabilidad es dejar los reproches y dejar de acudir a notarios para obligarse a cumplir lo que se promete, es dejarse de discusiones bizantinas entre derechas e izquierdas y ponerse a trabajar y aprobar presupuestos y leyes que cerquen al desempleo y reduzcan la frustración, el desánimo y la pobreza de millones de familias.

El sentido de responsabilidad es desburocratizar y eliminar trámites y papeleo para impulsar decididamente la actividad económica, y dejarse de historias y de “collonades” que diría Josep Pla.

El sentido de responsabilidad son acuerdos, pactos firmados, son proyectos presentados al Congreso, Parlamentos o Cortes para discutir su texto, y al final ser aprobados o rechazados.

El sentido de responsabilidad ha de buscar la concordia entre los españoles con la superación del enfrentamiento ideológico, con la promoción de los consensos y con la recuperación de los valores que han sido consustanciales en el tiempo como son la defensa de la vida y la abolición de la pena de muerte ampliamente entendida; es decir, no a las sentencias de muerte judiciales, no a las sentencias de muerte de los grupos terroristas, no al aborto ni a la eutanasia.

El sentido de responsabilidad ha de defender la independencia de la Justicia y de los medios de comunicación públicos, mediante la modificación del sistema de designación de los jueces, con el fin de la presión ejercida sobre las magistraturas y con la neutralidad informativa.

El sentido de responsabilidad ha de implicarnos en una política exterior que enraíce los vínculos con la Unión Europea, Hispanoamérica y que restablezca las relaciones perdidas con el resto del mundo. Una política exterior que condene expresamente a los dictadores, que les deje sin protección, y que muestre firmeza ante ese foco de problemas inducidos que constituye Marruecos.

Es la hora de la exigencia y, por tanto, de las reformas impopulares como único medio para salir adelante en la perspectiva del crecimiento futuro. Un camino muy difícil que tendrá que superar toda la agitación social y política que ya se está gestando en estos mismos momentos.

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