29/5/11

Indignación, ¿todo espontaneidad?

Desde que se nos indicara tomar la calle el día 15 de Mayo, hemos comprobado que, todavía, existen muchas personas de buena fe, jóvenes en su mayoría, que se sienten indignados y que han decidido participar en ese Golpe de Estado de la Sociedad Civil, que quiere representar Democracia Real Ya con sus acampadas, manifestaciones, debates por corrillos temáticos, comisiones organizadoras y Asamblea General de Sol, en referencia a la concentración en el kilómetro cero de la Plaza del Sol de Madrid. Al sempiterno anhelo de ética y justicia radicado en la sociedad civil se le busca una voluntad de permanencia.
Cartel de denuncia en una cafetería de la puerta del Sol de Madrid

Sin embargo, no podemos obviar que gran parte de los “indignados”, que acampan y se manifiestan en diversos lugares de España “alejados de vinculaciones políticas”, tienen la convicción común de que así no se podía seguir y que su movimiento tenía que acoger multiplicidad de insatisfacciones y un sinfín de variopintos razonamientos, a menudo incompatibles entre sí. De forma algo cándida pretenden transformar miles de sentimientos en una ideología que permita elaborar alguna propuesta concreta antes de perderse en el magma de un modelo global alternativo. Sentimientos sobre los que actúan, soterradamente, partidos de izquierda y todo un maremágnum de grupos marginales para tratar de apropiarse de la iniciativa e instrumentalizarla hasta focalizar el movimiento contra la derecha y sus posibilidades de triunfo electoral.

Veamos algunas de las adhesiones de asociaciones y colectivos recibidas por el movimiento Democracia RealYa: Socialismo 21; Un millón de firmas para apoyo al gran juez Baltasar Garzón; Revolución Social; Anonymous; Asociación de Estudiantes Noam Chomsky; Asociación de Estudiantes Socialdemócratas y Altermundialistas; Cybercomunismo.org; Economía contra el sistema; Estado del Malestar; Jóvenes sin futuro; Kontradesinformación; Plataforma de Organizaciones por la Tercera República Espanyola; Plataforma de Afectados por la Hipoteca; Asociación valenciana de amistad con Cuba José Martí; Intermón Oxfam; Asociación por la Verdad sobre el 11-S; No les votes –creado tras la aplicación de la Ley Sinde–; o la plataforma Attac -el conocido colectivo antiglobalización y de participación que a través de cadenas de correos electrónicos y sms ha llamado en las últimas horas a concentrarse en la Plaza del Sol-. Un conjunto de asociaciones creadas a partir del 2004.

Comunicado de IU a manifestarse "sin símbolos partidarios"

Iniciada la Acampada en Sol el día 15 de mayo, pasadas las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, continúa la concentración cada tarde a las 20 horas, a pesar de que la Junta Electoral Central prohibiera esos actos en toda España durante el proceso electoral. El éxito de participación obtenido en los primeros días ha llevado a sus organizadores a pensar en el crecimiento de este movimiento de protesta. “La acampada pretendía permanecer hasta las elecciones, en un acto de protesta por el estado presente de cosas, desde la manipulación política, el bipartidismo, la crisis y las injustas salidas a ésta (recortes de derechos sociales, privatización de lo público, rescate a bancos...) hasta la precariedad y la frustración con la que vivimos todo esto, como si no pudiésemos hacer nada para cambiar las cosas, como si se tratase de un destino frente al que solo nos queda resignarnos”, dicen.

El movimiento del 15-M ha mostrado las miserias y los excesos del Estado, la miseria de un presidente de Gobierno que se reúne con los 40 principales de la economía y deja abandonados a su suerte a miles de pymes y millones de autónomos por falta de créditos. Esa es la connotación histórica de un movimiento que refleja como un espejo ese malestar político y social que excluye a los trabajadores en la toma de decisiones, mientras concede a los altos ejecutivos sueldos auténticamente inmorales y socialmente antiestéticos. Inmerso en necesidades acuciantes y en la urgencia de obtener respuestas a las mismas, parte de nuestro capital humano cualificado vuelve a enfilar la senda de la emigración.

La Asamblea como fuente de revelación

A la espera de un discurso regeneracionista y renovador, las nuevas clases emergentes buscan cauces de participación. Más allá de este tiempo de protestas de la spanish revolution, importan las grietas institucionales que los partidos han generado al convertir las instituciones en una prolongación de su poder político, y al desarrollar una maquinaria partidaria que arrincona a la sociedad y que usa militantes agradecidos y sumisos para subyugar a unos ciudadanos, que no acaban de castigar en las urnas a los altos cargos corruptos. Unos partidos sin diferencias significativas en el nivel de corrupción. Las luchas de las autonomías contra el Estado, de los ciudadanos contra los gobiernos autonómicos y locales.

Molidas las clases medias a impuestos, con cinco millones de parados, el país no encuentra su futuro al carecer de un modelo productivo en un sistema económico insostenible. A las carencias del sistema institucional se une un poder judicial contaminado políticamente y cuyos organismos de control acatan las consignas oficiales sin discrepar. Sin contrapoderes, la democracia se transforma en una dictadura práctica que lo corrompe todo, y que hace caso omiso a la Encuesta de Población Activa, las encuestas del CIS o de cualquier otro instituto de demoscopia, que señalan las carencias de unos partidos políticos profesionalizados, endogámicos e incapaces de canalizar buena parte de las demandas sociales. Partidos donde se impone la jerarquía, para dar y quitar prebendas, y donde el debate de ideas gira en torno al sexo de los ángeles y no sobre los problemas reales de la gente. Pocos se atreven a decir que vivimos en un Estado, técnicamente quebrado y destruido en sus valores.

Manifestación de los indignados

A pesar del cabreo y de la indignación, del aumento del voto nulo y en blanco, aunque la abstención continúe alta a tenor de la tensión vivida en la última semana de campaña, el 22 de mayo la participación fue superior a ocasiones anteriores. Pero, la interpretación del desencanto por parte de quienes se han manifestado en plazas de toda España ha estado, ciertamente, diferente, de quienes han acudido a las urnas a ejercer su derecho al voto para fundar su esperanza, sin quitarle méritos a los triunfadores. Los indignados no analizan el triunfo de Bildu, una pésima noticia para quienes no son nacionalistas, que les hará permanecer en la clandestinidad en sus propios pueblos y ciudades.

Si la ineficiencia de la gestión del PSOE y de sus aliados ha conducido a la práctica quiebra del Estado, por qué no preguntarnos: ¿para qué sirven instituciones como el Senado? ¿Para qué sirven ese cúmulo de instituciones reiterativas de ámbito local como ayuntamientos, entes metropolitanos, comarcas, veguerias y diputaciones? ¿Para qué sirven, con su diseño actual, los consejos económicos y sociales, los minis consejos de estado de cada autonomía, o el dispendio sin fin de las propias comunidades autónomas? ¿Sirven los tribunales de cuentas para algo más que dotar de una canonjía a antiguos altos cargos sin oficio ni beneficio, o, quizás, algún día se atrevan a fiscalizar las cuentas públicas, especialmente las autonómicas, y se enteren de si las administraciones retrasan los pagos o si se emiten todas las facturas correspondientes a gastos?

Las torpes órdenes del conseller Puig, de CiU, se cumplieron sin dilación alguna

Ahora, los afectados por la acción de los indignados denuncian la pérdidas económicas que se les ha ocasionado y los puestos de trabajo desaparecidos tras los casi quince días de una acampada en la puerta del Sol. Una acampada bajo el fantasma del desalojo, que mostraba cansancio y división entre los concentrados hasta que la intervención de los Mossos de Esquadra reavivó el movimiento gracias a la habitual torpeza de sus mandos políticos, hace unos meses el comunista Saura, de ICV, y, ahora, el nacionalista Puig, de CiU. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, el Colegio de Periodistas y múltiples entidades han protestado por esa intervención de la policía autonómica catalana.

El consenso de mínimos, elaborados por los indignados en la asamblea del día 26 de mayo, señalaba las líneas del movimiento del 15-M: reforma electoral, separación real de los poderes públicos y un control ciudadano supervisor de los políticos que evite la corrupción. Nada referido a las mayores preocupaciones de la sociedad española: crisis o paro. ¿Por qué no plantear ya el mandato imperativo?

Los indignados han declarado hasta la saciedad su desobediencia porque nadie les representa: ni instituciones, ni partidos políticos ni sindicatos. Pero, desde hace meses, tras esas bambalinas se han ido moviendo elementos con intencionalidad política y sindical.

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