6/5/10

La cofradia sindical del silencio

Ha pasado la conmemoración del 1 de Mayo de los sindicatos oficialistas del régimen, posiblemente la más patética de la historia habida cuenta de los cinco millones reales de parados y de los ocho millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza. En plena crisis económica, política e institucional, se podría decir que están sospechosamente callados con la que está cayendo sobre el conjunto de la sociedad española.

"Posiblemente, esta imagen de La Gaceta, es la que mejor define el 1 de Mayo de los sindicatos oficiales del régimen. En ella, Pedro Castro (alcalde de Getafe), Tomás Gómez (secretario del PSOE de Madrid), Maru Menéndez (portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid), David Lucas (portavoz PSOE en Ayuntamiento de Madrid) y Pedro Zerolo (concejal del PSOE en Ayuntamiento de Madrid), se muestran risueños en la manifestación. Una felicidad de más de 6.000 euros mensuales per capita."

Eso sí, los dirigentes de CCOO (Ignacio Fernández Toxo) y de UGT (Cándido Méndez) han acudido a cuantas llamadas del gobierno han recibido, y ni una palabra más alta que la otra. Sea agitar contra el empresariado, sea para atacar a la oposición al régimen de Rodríguez Zapatero, sea liarse con lo de la Memoria Histórica, sea para la defensa de Garzón, sea para protestar contra la crisis en Grecia, sea para defender al tripartito en Cataluña. Todo menos protestar contra la política económica del gobierno de Zapatero, puesto que son ellos mismos quienes se la dictan. Así va el país, gracias a aquellas organizaciones y medios de comunicación que todavía tratan de hacernos creer que la política del gobierno la escribe la oposición.


Con la mayor cantidad de trabajadores en paro de la historia y no han convocado ni una protesta a pesar de ocupar Rodríguez Zapatero la presidencia europea. Sin embargo, en plena presidencia europea, por mucho menos, Aznar se llevó una huelga general.

En ese gran Teatro del mundo, de un mundo sindical periclitado, las direcciones de CCOO y UGT actúan como directores de escena para tratar de imponer unos papeles de figurantes a los cientos de miles de delegados sindicales. Son representaciones en las que el silencio sustituye a las palabras, que quedan reservadas a unos actores profesionales, que parapetados en la contraseña de la ceja (ceja con Z), viven de subvenciones y regalías antes que de su trabajo. El guión, que se adapta plenamente a los gustos del ocupante de la Moncloa, suele comenzar así: “había una vez un gran pastel del cual el poder, en su corrupción, repartía duodécimas partes que luego contabilizaba como doceavas”.

Sin embargo, a pesar de los miles de millones de euros percibidos de los poderes públicos en los últimos treinta años, y a pesar de utilizar a las empresas e instituciones para que les recauden las cuotas de sus afiliados mediante su descuento en nómina, ambos sindicatos se han mostrado incapaces de crear una Caja de Resistencia para soportar los efectos de la lucha sindical sobre los trabajadores. Claro, ¡eso sí es verdadero sindicalismo!, y ellos no están por la tarea, sino por mantener un alto número de parados que justifiquen sus canonjías sindicales.

Y el común de los mortales llega a pensar: ¡están comprados! Todo ello sin necesidad de acudir al BOE, a los diarios oficiales de las comunidades autónomas, a los boletines oficiales de las provincias, para contabilizar con exactitud todas las ayudas recibidas para cursos de formación; para actividades complementarias; para mobiliario y tecnologías de la información; para mantener a decenas de miles de liberados sindicales con cargo a las administraciones y empresas públicas; por asistencia a los consejos de dirección y asesores de las administraciones institucionales; por pertenencia a los consejos de administración de las empresas públicas; por elaboración de informes absolutamente innecesarios y cuyo contenido suele ser absurdo, por llamarlo de alguna manera; por contribuir a la normalización lingüística y por editar sus publicaciones, folletos y propaganda de todo tipo siempre que sea en lengua no castellana en aquellas comunidades autónomas con lenguas cooficiales; por gestionar Fondos de Pensiones de los trabajadores; por intervenir en la formulación y desarrollo de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE); por organizar manifestaciones, concentraciones y actos a favor de los gobiernos socialistas; por aportar manifestantes y carne de cañón de acuerdo con las necesidades políticas y sociales de sus amos; por paralizar las denuncias de corrupción presentadas, incluso por sus propios afiliados, si los demandados pertenecen a la izquierda ideológica y política. Sumando y sumando, cada año, cientos de millones de euros ingresan en la tesorería de CCOO y UGT. Sólo para formación recibieron del Ministerio de Administraciones Públicas, en 2009, 28.908.000 euros, más de la mitad de los 54.652.000 euros percibidos por el conjunto de las Comunidades Autónomas por idéntico concepto.

¿Quién va a matar la gallina de los huevos de oro?

Por supuesto, que ni Toxo, ni Méndez, ni sus organizaciones están por esa labor.

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