18/1/15

¡Abran el servicio de Hemodinámica las 24 horas!

Tras varias jornadas en las que se realizaron diversos actos de protesta, el sábado 17 de enero varios cientos de personas se manifestaron desde el barrio de Torreforta hasta alcanzar la Plaza Imperial Tarraco y dirigirse desde allí hasta la entrada del Hospital Joan XXIII de Tarragona. Entre los asistentes estaba la viuda del farmacéutico de Torreforta, Enrique Gherón, el paciente que sufrió un infarto el día de Navidad y que moriría a las tres horas y media mientras se le trasladaba al Hospital de Bellvitge, al no haber servicio en Tarragona a esas horas.

Una trabajadora del ICS procedió a la lectura del manifiesto de los convocantes de la manifestación de Tarragona

El jueves, una veintena de delegados sindicales se encerraron en la Delegación de Salud de Tarragona con la pretensión de permanecer en ella hasta que no se especifique el día concreto de la apertura durante las 24 horas del día del servicio de hemodinámica del Hospital Joan XXIII.

El viernes, unas decenas de personas se concentraron ante la delegación del govern de la Generalitat en Tarragona para reclamar que el servicio de Hemodinámica funcione todos los días del año. Los concentrados respondían al llamamiento de la Coordinadora de Entidades de Tarragona, que reúne unas ochenta entidades, y de partidos y sindicatos. En su protesta exigían la dimisión del conseller Boi Ruiz, que éste anuncie la fecha concreta para la ampliación horaria del servicio de Hemodinámica y la reapertura de los servicios de urgencia en los CAP de los barrios de Tarragona.

Para la mayoría de profesionales sanitarios es una sinrazón todo ese movimiento de pacientes para arriba y para abajo; de prestaciones de servicios de un centro para otro; de transportes de enfermos para realizar una prueba y volverlo al centro de donde partió; de conciertos sanitarios inverosímiles; de construcción de centros que al poco tiempo ya necesitan rehabilitación; de continuos cambios en el diseño de las plantas de los centros, que comporta más rehabilitaciones para “adecuarlos a las nuevas necesidades”; de contratación de barracones para instalar unidades y servicios que acaban costando mucho más caros que si se construyeran tres o cuatro edificios en condiciones; de la venta de patrimonio público para, acto seguido, alquilar esos mismos edificios y mantener en ellos los mismos servicios que se ofrecían con anterioridad, pero, ahora, eso sí abonando mensualmente un pago muy superior; etc., etc…

Entre los trabajadores del Hospital Joan XXIII ha crecido el malestar por las declaraciones del conseller Boi Ruiz a TV3, la emisora del régimen, de las que se deducía que el expediente abierto buscaba “chivos expiatorios” que cargaran con las culpas de la muerte producida el día de navidad pasado.

Esa búsqueda extemporánea de “cabezas de turco” es un claro reflejo del caos que existe en la sanidad catalana, un campi qui pugui en donde cada uno de los cargos políticos se trabajan su salvación, puesto que saben que la cosa no es segura y empiezan a maniobrar porque la situación ya no es lo que era. Sólo hay que ver, en general, los Diarios o Boletines Oficiales y sumar los ceses y nombramientos que se producen, señal de que el govern dels millors está a punto de caer.

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