31/8/14

El culebrón de verano del Klan de Jordi Pujol, evasor confeso

La confesión de Jordi Pujol no ha sido en absoluto una confesión canónica, ni mucho menos espontánea, ni realizada ante un confesor, como podría ser su amigo mosén Ballarin, sino que su declaración se ha realizado ante un medio subvencionado por la Generalitat, como es El Periódico. No es la confesión de un alma atormentada que busca el perdón de sus pecados y cumplir la penitencia que le imponga el confesor. En este caso, no le bastaría con tres avemarías y dos padrenuestros. Es más bien la confesión calculada de una persona nacionalista de mente retorcida.

No existe propósito alguno de la enmienda porque, tras la confesión de un delito, se pone en manos de abogados para interponer recursos que le eviten pagar por lo confesado. Ahora, quiere evitar las molestias que la acción de la Justicia siempre comporta.

Florenci Pujol Brugat y Marta Ferrusola, los dos sostenes de Jordi Pujol

En 1960, el hijo de Florencio el del bolsín, Jordi Pujol, le hacía mecanografiar a Marta Ferrusola una joya de su pensamiento:
“El general Franco, l'home que aviat vindrà a Barcelona, ha escollit com a instrument de govern la corrupció. Sap que un país podrit es fàcil de dominar, que un home compromès pels fets de corrupció econòmica o administrativa és un home servil. Per aquesta raó el Règim ha fomentat la immoralitat a la vida pública i econòmica. Com passa a certes professions indignes, el Règim procura que tothom s'embruti les mans i estigui compromès. L'home que aviat vindrà a Barcelona, a més a més d'un opressor, és un corruptor”.

Desde hace más de cincuenta años, no ha aclarado cuáles son esas profesiones indignas, punto de partida de un insistente discurso sobre ética y política, especialmente durante su presidencia de la Generalidad. Es la doble moral clásica de una parte de la burguesía catalana, cuyo perfil está cortado por un patrón capaz de combinar: evasión fiscal con pensamiento liberal, patriotismo de raíz romántica, fe de escaparate y multidescendencia. Un Jordi Pujol que,en el fondo, une a su grotesca moral el discurso de un trastornado.

Ante las cámaras de Antena 3, mostró su cinismo

La mente de Jordi Pujol ha planteado nuevos enigmas indescifrables. Cualquier esfuerzo por descifrarlos se enfrenta a la prensa oficial y subvencionada. Medios de comunicación que defienden a Jordi Pujol de forma compleja: comprensió, fortalesa psicològica per resistir la vergonya, expiació, esperit auster, home íntegre amb fills díscols. Y amenazan con hacérselo pagar a los traidores que hablan del líder caído.

Son momentos tristes para el Klan Pujol. Un Klan con poder para dinamitar, desde dentro, a cualquier partido en Cataluña. Pero, ahora, padecen en carne propia ese mundillo de traiciones, cambio de chaquetas y todo lo que ustedes quieran añadir. Los Pujol hacen la lista de sus enemigos en Convergència, al tiempo que Jordi Pujol sigue jugando a la ambigüedad. Pide ir "Contra legem" en España, pero exige a Andorra que se cumpla la ley, en lo referente al secreto bancario. No parece muy coherente para un hombre que ha gobernado durante veintitrés años.

Para obtener semejante poder, Don Jordi se dirigía a las montañas de Andorra para contactar con su bruja de cabecera. Allí recibía los consejos de Adelina, cuyas revelaciones esotéricas le indicaban el Paraíso… Fiscal que se debía trajinar con suma diligencia y empeño, con absoluto denuedo. Y así le ha ido a Cataluña con semejantes personajes. ¡Cataluña se merecía otra gente en el gobierno!

Un Klan que, como buenos separatistas, aparentan lo que no son los catalanes en su conjunto. Los catalanes, como cualquier otra persona, suelen ser personas normales, convencionales, que cultivan la verdadera amistad, que disfrutan de la vida familiar, que aprecian la buena comida y el buen vino, que gustan del fútbol y que valoran sus trabajos, si disponen de él. Pero, lo que diferencia a un catalán normal de un separatista, es que éstos sienten placer con la queja y hacen cosas impropias del comportamiento democrático occidental, que permiten establecer comparaciones con épocas sombrías y vergonzosas de la historia de Europa.

Jordi Pujol echa a faltar un apoyo más explícito de la Iglesia en Cataluña a su nueva causa ante la Justicia, y recuerda aquellos tiempos en que desde el Palau de la Generalitat se dictaban homilías únicas, que confundían doctrina cristiana con nacionalismo catalán.

La verborrea nacionalista es un espacio reservado a mentirosos compulsivos, que disimulan su incapacidad de gobernar sin sectarismos. Ejemplo de ello es la Oficina Antifraude de Cataluña, creada por el Parlament de Catalunya. Su inutilidad es manifiesta desde hace tiempo. La ex novia de Jordi Pujol Ferrusola ya les indicó que, con muchos menos datos de los que ella facilitó a esta Oficina, algunos medios de comunicación habían averiguado muchas más cosas de los tejemanejes del Klan. Y el director de esta Oficina acabó arremetiendo contra el sindicato Manos Limpias por presentar querellas contra el Klan y poner en evidencia a la Oficina Antifraude.

Manifestación de apoyo a Jordi Pujol, de marzo de 1984, con motivo de su encausamiento en el caso Banca Catalana

El Pujolgate ha ocasionado traumas a personas ya enfermas de nacionalismo. El resto esperaba este desenlace desde hacía décadas. Desde que vieron como quedaba Banca Catalana, o como destruía El Correo Catalán, o como desde el primer momento de los traspasos de competencia a la Generalitat, la institución que presidía el ex Molt Honorable generaba deudas impagables. Deuda que, años después, ellos llamarían "deuda histórica" y reclamarían más fondos al Estado para eliminarla.

Han sido treinta y cinco años de uso malintencionado del lenguaje que ha conducido a una catástrofe lingüística, antecedente de la catástrofe política. Por ello, el Capo miente, con intención o por descuido, sin que se le caiga la cara de vergüenza y, aún más, haciendo creer con astucia todas sus falacias y desidias. La carta es un modelo de manipulación nacionalista del lenguaje. Un fraude como su arenga de 1984, desde el balcón de la Generalidad: “«nos han hecho una jugada indigna. Desde ahora en adelante, de moral y de ética hablaremos nosotros». A partir de aquí, el resto de los españoles serán los culpables de cualquier cosa que no favorezca en algo al nacionalismo catalán. Los españoles en su conjunto, sus enemigos y los culpables de lo que le ha sucedido al tal Jordi Pujol por la comisión de todas sus pirulas.

Gran cartel del inminente estreno en todas las pantallas

Así, ha podido apropiarse, con absoluto descaro, de fondos y de conciencias, de creencias, de temores y de sentimientos, comprados a golpe de talonario. No le ha pescado la UDEF, sino que “nos han hecho una jugada indigna”. Un tono mayestático para su habitual cinismo. Recurre a la figura de su padre para tratar de separar su actividad política de su delincuencia económica confesada.

Construir su imaginario a través de la educación, del adoctrinamiento de masas, se ha realizado mediante un despilfarro incontable. Asociaciones, entidades, instituciones, clientelismo controladas a base de ingentes cantidades de dinero público, del dominio sobre sus sentimientos y emociones en el más viejo estilo de Goebbels, Pura ignomia.

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