7/10/10

El fracaso de la Farsa General

Como en cada huelga, el Corte Inglés es el referente que mide la efectividad de una huelga general. Desde tiempo inmemorial, los piquetes han tenido la fijación de romper sus acristalados escaparates. El centro de Preciados, en Madrid, abrió sus puertas con la presencia disuasoria de los agentes de policía. Los sindicatos intentaron cerrar Madrid y convertirlo en el auténtico escaparate de la huelga general cara a los medios de comunicación y al mundo entero. Tanto en Madrid como en Barcelona, y en el resto de las ciudades españolas, los piquetes informativos comenzaron su actividad de madrugada en puntos clave para extender la huelga general en empresas con turnos laborales nocturnos. Bloquearon la entrada de camiones en los mercados de abastos, las salidas de las cocheras de autobuses, las entradas y salidas de los polígonos industriales, estaciones de trenes, puertos y aeropuertos, y todo tipo de transporte públicos, los centros comerciales, las empresas de limpieza pública o los talleres con las rotativas de los medios de comunicación y las emisoras de televisión.


El momento estelar del día después fue el beso entre Fernández de la Vega y Méndez. De nuevo tronó el famoso ¡que se besen, que se besen!

Una escenificación de la juerga general, que implicó a parte de los más y mejor subvencionados de los titiriteros de la ceja, que, al día siguiente, en la cadena SER, se trastocó en la gran farsa del ajuste de cuentas de la izquierda con el beso entre el líder de UGT, Cándido Méndez, y la vicepresidenta primera del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega.


Entre el delirio y la contrainformación

Los contrainformativos de Internet anunciaban que “España ha amanecido hoy paralizada por la Huelga General convocada por las centrales sindicales UGT y Comisiones Obreras y apoyada por las otras centrales clasistas y miles de organizaciones sociales, políticas, vecinales…”. En su ensoñación de las 9,41 horas, informaban que “Más de diez millones de trabajadores secundarán la Huelga General”, cuando todo el mundo sabe que son 18 millones los trabajadores de este país, y espetaban que “la conciencia de la clase obrera está paralizando España”.


A las 9 horas, la estación de Atocha de Madrid presentaba este aspecto. Miles de trabajadores se desplazaron a sus puestos de trabajo

En su delirante interpretación, proseguían con que “Los trabajadores de las principales industrias, de los grandes centros de abastecimiento y distribución de alimentos, del transporte público, de la construcción y el metal, del sector portuario y del aeroportuario, de los medios de comunicación públicos, de la limpieza, de la sanidad y la educación, de las administraciones públicas… han hecho suyas las duras críticas de las organizaciones sindicales y políticas de izquierdas a la reforma laboral aprobada por el Gobierno socialista y lideran la gran protesta europea de hoy contra las agresiones a los derechos conquistados por la clase obrera a lo largo de décadas de lucha.”


Propietaria de un comercio barcelonés se enfrenta a un piquete coactivo

Después de loar al diario Público, decidido partidario de la Huelga General pero que salió a los kioscos, ¡No faltaba más!, con un especial sobre la jornada de lucha y la reivindicación de un cambio profundo en las políticas del Ejecutivo presidido por Rodríguez Zapatero. Atizando a las pseudoencuestas y manipulaciones del gobierno y de sus medios afines, y de todos los que presagiaban el fracaso, los Illuminati radicales de Internet esperaban por la tarde una asistencia multitudinaria a las decenas de manifestaciones convocadas por las centrales sindicales, donde, “después de meses de ataques y desprecio a los sindicatos de clase y a los derechos de los trabajadores por parte de la mayor parte de los medios de comunicación”, “alzaremos nuestras banderas rojas y rojinegras en las manifestaciones, a partir de mañana analizaremos en nuestros centros de trabajo, en nuestros sindicatos y en nuestras organizaciones políticas el transcurso de esta jornada histórica y sus posibles repercusiones”. Para acabar expresando “el orgullo de pertenecer a una clase social que, una vez más, ha demostrado su conciencia y su rebeldía, su irrenunciable aspiración a transformar un modelo económico y social profundamente injusto”. Anunciaban el consabido cambio de ciclo político y social en España tras el 29-S.


La dimisión de Rodríguez Zapatero fue una amplía reclamación

Los trabajadores vivimos de realidades, no de artificios ideológicos

Después de leer y escuchar tales deseos frustrados, tendremos que volver a la realidad de un fracaso manifestado en el ligero descenso del consumo de energía respecto a otros días laborables. De las empresas que fueron obligadas a parar, la gran mayoría lo hicieron por la coacción y la violencia de los piquetes, en muchas de ellas, se paró mientras duró la presencia de éstos. En otras, sus trabajadores comenzarían a recuperar el día perdido a partir del día treinta, a razón de una hora y media por día. En Cataluña, las agendas de los centros sanitarios evitaron, en general, el citar a pacientes, y los sindicatos negociaron con la consejera Geli la desprogramación de las citas dadas para ese día. A la prevista batalla de Madrid se añadió la batalla de Barcelona con amplío destrozo del mobiliario urbano. Ni en el número de manifestantes acertaron los convocantes. Para UGT, 1,7 millones de manifestantes; para CCOO, 1,2 millones. Para la empresa Lynce, que fue contratada por la agencia EFE por su especialización en cuantificar movilizaciones y concentraciones, menos de 50.000 manifestantes en todo España. Del medio millón de Madrid, según los sindicatos, se pasó a los 17.228 cuando fueron contabilizados uno a uno. Lo dicho, un fracaso que conllevó la comisión de múltiples delitos tipificados en el código penal. Un día de huelga que deja una secuela de inseguridad en el ciudadano y una sensación de impunidad respecto de los adinerados antisistema, que se cebaron a la hora de practicar su violencia gratuita.

Como una gran parte de los antisistema barceloneses son vástagos de lo más granado del socialismo, del comunismo y del independentismo catalán, hijos de alcaldes, concejales, diputados, consejeros, los Mozos de Escuadra recibieron órdenes de no disolver a los violentos durante la huelga general, a quienes solamente podían “contener”, con independencia de los objetos que llovieran sobre las cabezas de los policías. Ni responder ante los cócteles molotov que impactaron en diferentes lugares, como el coche de la Guardia Urbana que ardió a las 14 horas en plena plaza Universidad. Incluso, el sr. Boada, el segundo del departamento de Interior, eludió sus funciones y se marchó a manifestarse a Gerona, con la que estaba cayendo en Barcelona. Órdenes son órdenes y eso que la policía detectó en las semanas previas a la huelga general la presencia de decenas de antisistemas de otros países, como Italia, Francia o Marruecos. Los antisistema anarquistas hicieron la guerra por su cuenta. Y hablando de cuentas, los activistas detenidos disponían de un espléndido muestrario de tarjetas de crédito con amplios saldos, aunque la mayoría de ellos forman parte del entramado NI-NI, que ni estudia ni trabaja, pero que disponen de organización y coordinación para el saqueo de tiendas y no precisamente de productos de primera necesidad. La kale borroka es así de exquisita, va de marcas.


Los antisistema, cada vez más jóvenes, disfrutaron de un auténtico día de juerga

En una primera aproximación, la jornada terminaba con 57 heridos en toda Cataluña, 30 de ellos Mozos de Escuadra. Con un total de 59 personas detenidas, 42 de ellas en Barcelona. El desalojo de la ex sede de Banesto disparó los incidentes en el centro de Barcelona donde la quema de mobiliario urbano y de contenedores fue una constante durante las ocho horas que duraron los altercados.

Los trabajadores hemos de aprender a no fiarnos de tanto salvador ocasional, e inmediatamente a decir NO a todos aquellos sindicatos, partidos de izquierda y progresistas varios que, única y exclusivamente, pretenden utilizarnos como taburete para auparse a las posiciones de dominio y, acto seguido, arrojarnos a la basura como un limón exprimido. El trabajador que aún crea en esos artificios ideológicos, que no le han conducido a ninguna parte y que nunca le han dado de comer, lo tendrá crudo en el futuro, puesto que a un engaño le sucederá otro.

Esta fracasada huelga general pone de manifiesto que los trabajadores vivimos de realidades y de nuestro trabajo, de ahí la importancia y las consecuencias de perderlo, y que los pensionistas dependen de sus pensiones para sobrevivir. Bien al contrario de las propuestas de los sindicatos de clase, partidos de izquierda y progresía en general, a quienes siempre le quedará el recurso de debatir sobre temas tan acuciantes e indispensables para la historia de la humanidad como “la incidencia de las llamadas “causas contrarrestantes” sobre la tendencia descendente de la Tasa General de Ganancia Media”, referenciada por Marx en el Capítulo XIV del Libro III de “El Capital”. He aquí cinco causas:
1ª.- “elevación del grado de explotación del trabajo”,
2ª.- “la reducción del precio del salario por debajo de su valor” a raíz de la competencia,
3ª.- “el abaratamiento del capital constante”,
4ª.- “la sobrepoblación o población supernumeraria relativa”
5ª.- “la exportación de capitales”


Y como colofón a tan erudito debate, amplíenlo con el análisis de “Las crisis como causas contrarrestantes de la tendencia al derrumbe del capitalismo”. Vamos, propongo este ejemplo para que los Illuminati de turno puedan seguir con sus disquisiciones y sin dar un palo al agua en su vida.

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