16/1/11

Una Navidad ensangrentada

La Navidad de 2010 ha estado marcada por la sangre vertida por los cristianos en países de Oriente y de África. Un fundamentalismo hinduista, budista e islamista que, en 2010, conjuntamente con regímenes comunistas como el de Corea de Norte, se ha mostrado especialmente virulento con el cristianismo dejando más de un millar de cristianos asesinados y la persecución permanente para más de doscientos cincuenta millones de creyentes.


Cristiana quemada viva en una aldea de Nigeria en un ataque de grupos de islamistas radicales

Con motivo de las festividades de Navidad y Año Nuevo, el deseo e invocación de la paz se hace más intenso. En este tiempo de celebración se han intensificado los ataques anticristianos en Filipinas, Nigeria, Irak, Egipto, Pakistan, Turquia, en la franja de Gaza controlada por Hamás y en otros países.


La región cuna del cristianismo cuenta con 20 millones de cristianos. Considerar a los cristianos de Oriente como blanco, significaría una confrontación generalizada en una región que sigue teniendo algunos regímenes con cierta diversidad religiosa y una importante presencia cristiana como Líbano”. Con esta cadena permanente de atentados se pretende reforzar el éxodo de los cristianos de Oriente, que se sienten marginados o directamente amenazados.

Bombas que profanan templos en Filipinas, donde la Conferencia Nacional de los Ulemas de Filipinas expresó que “Los continuos secuestros y los ataques en diversas partes de Mindanao son actos bárbaros y muestran crueldad y falta de respeto, y deben ser condenados”. Una progresión inquietante de la violencia anticristiana en Nigeria con asaltos a Iglesias y atentados contra objetivos cristianos en el sur agrícola, animista y cristiano. En los ataques ya no se usaban las armas rudimentarias del pasado sino moderno armamento para conseguir “la aplicación de la ley islámica o sharia en todo el país” y mostrar su hostilidad a la democracia y al sistema educativo laico. En Irak ha continuado la furia anticristiana y se ha convertido en un fenómeno normal. Los cristianos son un objetivo fácil y las bombas explotan contra sus casas y han visto el asalto sangriento a la catedral sirocatólica de Bagdad. El arzobispo caldeo de Kirkuk, monseñor Louis Sako, declaró a Asianews: “Aquí, en Irak, se comprende que la fe no es una cuestión ideológica, o una especulación teológica, sino una realidad mística, añadía el prelado, quien ha revelado que está teniendo un éxodo de cristianos a Kurdistán”. En Egipto la locura anticristiana ha golpeado la comunidad Copta, especialmente en Alejandría, mediante bombas y coche bomba. Las autoridades egipcias condenan “el terrorismo ciego que no distingue entre un copto y un musulmán” y el presidente Mubarak "llamó a los hijos de Egipto -coptos y musulmanes- a hacer bloque frente a las fuerzas del terrorismo y a los que quieren atentar contra la seguridad de la patria, su estabilidad y la unidad de sus hijos".


Cristianos Coptos conducen el cadáver de uno de los cristianos asesinados en Alejandría por el islamismo radical

En esta Navidad de 2010 la hostilidad contra la religión en Occidente ha sido un hecho incuestionable. De poco sirve el reconocimiento de la libertad religiosa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, al mismo nivel que el derecho a la vida y a la libertad personal. Desde sectores contrarios a la libertad religiosa, en su intento de lesionarla, se vienen desarrollando sofisticadas formas de hostilidad con la pretensión de incitar a los ciudadanos a renegar de la historia y de los símbolos religiosos que reflejan la identidad y la cultura en occidente. La libertad religiosa no es un patrimonio exclusivo de los creyentes, por mucho que así lo considere ese laicismo que pretende marginar la religión a la esfera privada, y ese fundamentalismo, que quiere imponer su religión por la fuerza.


Tras la Misa del Gallo, la noche de Navidad de 2010, prenden fuego a la puerta de la Iglesia de Santa Catalina Mártir en Majadahonda. Pero, no era un hecho noticiable al ser una iglesia católica, ni por supuesto merecía una primera página en los medios, más bien, al contrario, se trató de ocultar conscientemente. En 2009, en Majadahonda, ya se había atentado contra la parroquia de Santa Genoveva

Incluso, desde las páginas de unos de los boletines oficiales de la izquierda, El Periódico, Marçal Sintes se posicionaba ante los últimos atentados contra cristianos en el mundo musulmán y escribía: “Cuesta mucho no quedar sorprendido por la insuficiente reacción del islam moderado, de sus intelectuales, de sus líderes religiosos. Y por la enfermiza indiferencia occidental ante matanzas como la de Alejandría. Resulta especialmente alarmante y desolador contemplar cómo una sociedad hipersensible a mil y una causas, grandes y pequeñas, serias y estrafalarias, como la catalana da la espalda a la persecución de los cristianos, cómo simula que la ve. ¿Hace faltar recodar aquí, en Europa, que la indiferencia es pariente de la complicidad?”.

Ana María Vega, profesora de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Rioja, expresa en sus estudios que “La religión apela no sólo a las creencias o a una forma de vida individual o comunitaria, es también uno de los componentes esenciales de la identidad personal y colectiva de una parte importante de la humanidad. Con la globalización, aparecen nuevos enfoques de viejos problemas socio-jurídicos o geopolíticos relacionados con la religión. Entre otros, la necesidad de distinguir entre la discriminación y violencia por motivos relacionados con la religión o las creencias y la discriminación y violencia en nombre de la religión o las creencias. Ambos tipos de discriminación repercuten en el derecho a adoptar, no adoptar o cambiar de religión, así como en el correlativo derecho a difundir las propias convicciones religiosas mediante el proselitismo, la evangelización o la actividad misionera”.

El 1 de enero de 2011, el Papa Benedicto XVI subrayó que la libertad religiosa es “el camino privilegiado para construir la paz”, y allí donde se la reconoce, efectivamente, se respeta "la dignidad de la persona humana" a través de una "sincera búsqueda de la verdad y del bien" y se consolidan las mismas instituciones y "la convivencia civil". El Papa señaló que la Iglesia entiende que "la paz no se alcanza con las armas ni con el poder económico, político, cultural y mediático" sino que "es obra de las conciencias que se abren a la verdad y al amor". Afirmó que Cristo "ha traído al mundo la semilla de la paz" que es "más fuerte que el odio y la violencia". Además, subrayó la importancia de las grandes religiones como "factor de unidad y de paz para la familia humana". Exhortó a todos los hombres de buena voluntad a una nueva Jornada Mundial de Oración por la Paz, a celebrar en Asís el próximo mes de octubre, para "renovar solemnemente el empeño" de los creyentes de cada religión a "vivir la propia fe religiosa como servicio para la causa de la paz".

El origen de la justicia es el talión y su “vamos a producir un mal igual”. Violencia que abría una cadena interminable de venganzas hasta la invención de la ley, a la que se le encargó el vengar al ofendido, aún desentendiéndose de la víctima, puesto que el delito importaba más, aunque eso implicara que algo quedara siempre sin pagar. En la moral del mundo antiguo, aparentemente supersticiosa, cada cosa mal hecha era una deuda que se contraía y que de no pagarla el propio autor, la pagarían sus hijos o los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación. Así, incluso las tragedias y catástrofes naturales, se atribuían a causas personales, se subjetivizaba un mal general, como en la Argelia de los terremotos o en el Irán de los Ayatollahs que instaba a las mujeres a ponerse el velo o el chador. Para el hinduismo, la deuda previa se pagaba en sucesivas reencarnaciones. Para los judíos, las deudas prescribían cada siete años.

La religión, como saber más antiguo del mundo y anterior a los saberes positivos, es parte importante del proceso de hominización, expresa de forma sobrenatural anhelos humanos muy profundos. La filosofía, creada al margen de la religión, interfirió en ella hasta hacerla inseparable en los grandes monoteísmos. Para Ratzinger, el monoteísmo es una construcción racionalista. En una sociedad multicultural, globalizada, que mantiene invariantes antropológicas como el mal, la violencia o el poder, la idea de la cancelación es ajena a muchas personas.

Sin duda, la gran innovación moral del cristianismo es el perdón, y ese es su triunfo como religión que le permite asentarse en sociedades muy distintas. Una religión que responde a un mundo que quiere aquella unidad que la elitista filosofía es incapaz de darle. Un perdón fundamentado en la oración del Padre Nuestro, que necesita una escenificación consensuada y mutua que actúe de reparación y de acto fundacional sobre lo que construir algo nuevo, aunque el perdón no pueda restituir el mal hecho. Un perdón mutuo que, para algunos, les comprometerá a olvidar y a otros a no olvidar, como la Shoah.

En unos momentos en que hablar de memoria es un debate ineludible, atemperado por la coyuntura económica, que instala una violencia larvada, que vindica una memoria, que obliga a disculparse al otro, mientras oculta y niega las propias atrocidades cometidas.

En esta deformación de la memoria histórica, a la navidad se le pretende extraer su sentimiento y los motivos navideños que conforman el sentido cristiano de esta fiesta. Los arreglos de calles tienen muy poco de navideños, como máximo alguna estrella de Belén. Diversos ayuntamientos, comunidades y colegios prohíben los belenes y los villancicos para no ofender a los multiculturalistas.

La cabalgata de Reyes contra la extravagancia y la mascarada

Los Reyes Magos tienen su origen en el evangelio de San Mateo. Un acto tan destacado de la navidad, como la cabalgata de reyes, ha sufrido en los últimos años los estragos y las extravagancias de un multiculturalismo, que trata de enterrar los valores tradicionales de la Navidad, y que, a menudo, olvida la importancia de la ilusión en los niños. Una asistencia de los niños, garantizada año tras año, que han de ganar las primeras filas para presenciar el desfile y que han de esperar horas, puesto que la caravana que no se detendrá ni con lluvia, nieve o frío intenso.

Con independencia de que lleguen por tierra, mar o aire, y a bordo de los más insólitos transportes, la recepción de los Reyes Magos requiere un protocolo y un guión que describe la historia y orígenes de sus Majestades y que se manifiesta durante el larguísimo recorrido de la comitiva, integrada por camiones de regalos, camellos y pajes, por las calles de las ciudades y pueblos.


Cabalgata de Reyes en Madrid 2010, mascarada inspirada en "La Vuelta al mundo en 80 días"

El lujo pretende sustituir al encanto y la motivación de la noche de reyes. La tendencia de ayuntamientos, en especial los dirigidos por partidos de izquierda, ha sido la de organizar un espectáculo más, lo más exótico que se pueda como si de un Carnaval, o del Día del Orgullo Gay, se tratara. Los ayuntamientos buscan la exhibición folclórica, casi la colorista mascarada yanqui, cuando la organizan, la diseñan, la montan para ser televisada y para el lucimiento de intereses políticos y comerciales, que son valorados por encima de la ilusión de los niños. De ahí, que algunos desfiles estén amenizados por majorettes, personajes televisivos, acróbatas, contorsionistas, equilibristas, bailarines africanos, pájaros zancudos y bandas de música envueltos en luces y bailes. Un entramado de farándula con saltimbanquis y animales, con sus piruetas y sus extraños personajes, antecede a la presencia de los Reyes Magos, cuyas carrozas reales sí que explotan el entusiasmo y los aplausos del público infantil.

En buena parte de hospitales infantiles, residencias infantiles, fundaciones de ayuda a las madres... todavía se suele recibir la visita de sus Majestades de Oriente en estas fechas, aunque, en otros hospitales, como el Juan XXIII de Tarragona, los Reyes Magos hayan sido sustituidos por personajes de Port Aventura, que nada tienen que ver con la Navidad. Pero, es que el laicismo, con el odio que manifiesta en su lucha anticristiana, no llega para más.

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