22/7/09

El saber y la ignorancia

El escritor, profesor y poeta italiano, Arturo Graf, de ascendencia alemana, nacido en Atenas el 19 de enero de 1848 y muerto en Turín el 31 de mayo de 1913, es reconocido por su obra poética. Fundamentalmente, "Poesie e novelle" (1874) y "Dopo il tramonto versi" (1893) le consagraron entre los escritores líricos de su país. Estudió en la universidad de Nápoles, fue profesor de literatura italiana en Roma hasta el año 1882, de donde pasó a impartir clases en la universidad de Turín.

De su obra se pueden extraer frases referidas a las más diversas cuestiones que resumen aspectos esenciales de las relaciones humanas.

En nuestra existencia solemos encontrarnos con personas que acostumbran a agredir, verbal o físicamente, a todo aquél que se le sitúa a su lado o al que tienen enfrente. A ellos, Arturo Graf les advertía que “la violencia no es sino una expresión del miedo”.

Ante ese miedo, surgido de la desconfianza que muchas personas tienen de sí mismas, aducía el profesor italiano que ”La fuerza es confianza por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos”.

Arturo Graf entendía que “la constancia es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto” y al no ser la vida un camino llano, sino lleno de altibajos, deducía que “Bien poco enseñó la vida a quien no le enseñó a soportar el dolor”.

Para aquellos que ansían el poder en cualquiera de las esferas de la vida, que necesitan imponerse al resto de los mortales con impulsos sadomasoquistas, que en su obsesión por alcanzar la gloria se atraviesan en el camino de los demás, les recordaba que “El hombre vale lo que vale el concepto que tenga de la felicidad”.

En este mundo incivilizado en el que los tiranos y sus aprendices impregnan todo tipo de organizaciones, cada una de las frases que anteceden las podemos asociar a personas con nombres y apellidos concretos, que actúan como acosadores y señalan a cualquier ser humano como a su víctima propiciatoria, lanzándose sobre ella como cuervos. Estos tiranuelos son todos aquellos que tienen en el grito, en el insulto, en la mentira o en la difamación su único argumento. Contra ellos, el poeta italiano alertaba con este dictamen: “El saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan”.
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