22/2/12

Jóvenes de tiempos pretéritos se manifiestan el 19-F


Reflexión Crítica es un informativo de análisis y noticias contra la desamortización de la sociedad española y contra la corrupción de los instalados, no es un medio de adoctrinamiento ni está sometido a determinismo mecanicista alguno, ni a esa mano invisible que mueve el capitalismo que denominan “el mercado” y que, por definición, ha de vagar libremente sin control alguno. Pero, como muestra la teoría económica, cuando la realidad no está de acuerdo con la teoría, la que se va al carajo es la teoría.

Quién los ha visto y quién los ve. No hace ni dos meses que dejaron España quebrada y ahora protestan por las consecuencias de sus acciones. Entonces y ahora su grito de combate es ¡A las mariscadas, a las mariscadas, por el triunfo de la buena digestión!

Hemos recopilado información sobre las 57 manifestaciones desarrolladas a lo largo y ancho de España y el título que lleva esta entrada constituye el nexo de unión en todas ellas. Numerosos jóvenes de los años setenta marcharon con jóvenes de los ochenta y unos pocos de los noventa. Al margen de la edad, otro punto común a todas ellas fue que los organizadores multiplicaron las cifras por cuatro, por diez y hasta por quince, en un intento virtual de hacer salir a la calle a todos sus supuestos afiliados, que cifran en dos millones.


Eso sí, algunos cientos de miles se manifestaron por parroquias, unos bastante mezclados como CCOO y UGT, otros diferenciados y por detrás de éstos como algunos manifestantes de CGT o de CNT, y al margen de todos ellos los 15-M, Democracia Real y Plataformas con las más diversas y variopintas demandas. Y es que siempre ha habido clases, dirán. Y cómo no, no podían faltar las organizaciones políticas que siempre tratan de pescar en río revuelto, y los de la izquierda parlamentaria que dicen NO a todo y, con tal de salir en los medios, se apuntan a un bombardeo para ir en contra, incluso, de los resultados de su propia obra de gobierno.


Si Córdoba abría las protestas a las 10,30 horas, Cádiz le seguía a las 11 horas e Ibiza sería la encargada de cerrarlas a las 18 horas. Tras la pancarta de Madrid, como es habitual, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez. El mediodía acogió la práctica totalidad de las manifestaciones restantes como en Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Tarragona o Toledo, entre otras.

Cabecera de la manifestación de Tarragona y tras ellos 1036 pasos hasta llegar al final de la misma, con una desigual densidad de manifestantes, que los organizadores cifraron en 7.000, la policia local en 3.000 -el alcalde y concejales se manifestaron- y los mossos en 2.000

Se echan al monte llano de las calles, sin atreverse a convocar una huelga general, pero con la propuesta de beber cerveza y tomar pinchos al término de la manifestación. Los fracasos de convocatorias anteriores y los del primero de mayo generan muestras continuas de cinismo, hipocresía y falta de transparencia. Gritan contra los banqueros y ellos cobran cantidades millonarias en esos mismos Consejos de Administración. Chillan contra los despidos sin atender a razón alguna por parte de las empresas y ellos, en los últimos meses, han puesto en la calle a más de quinientos de sus propios trabajadores con 20 días por año y por 12 mensualidades. Y aún les quedan otros 5.200 trabajadores en sus 1.003 sedes, la mayoría de ellas del patrimonio sindical acumulado. Unos dirigentes que cobran más que el presidente del Gobierno, con coche y chófer, que se van de mítines como de cruceros, que frecuentan restaurantes de prestigio o viven en dúplex de protección oficial, aunque tripliquen o cuadrupliquen los límites de ingresos para acceder a este tipo de vivienda. Con enorme capacidad de chantaje para obtener miles, miles y miles de millones del erario público, en su desvergüenza, como personas no ven el “dilema moral” de sus actuaciones y como sindicalistas van a por la nada absoluta. Unos dirigentes que avergüenzan a decenas de miles de afiliados de base, que, a pecho descubierto, dan el callo en las administraciones públicas, en las empresas y en los tajos.


Ni perteneciendo a Confederaciones sindicales europeas y mundiales se enteran que la mayoría de los sindicatos del mundo viven de las cuotas de sus afiliados y de que dedican parte de su acción sindical a salvar las propias empresas, y, por ende, los puestos de trabajo de sus afiliados en ellas.

Una dirigencia acostumbrada a contar millones de euros que no se ha sentido molesta, durante varias legislaturas, al contar millones de parados. En su alegre vivir la vida, estos jerifaltes han conformado sindicatos de vivos; es decir, de los activos laborales, los otros se los traen al pairo, ya sean parados o pensionistas, porque no votan en elecciones sindicales. Si asociaciones de parados se manifiestan contra el desempleo, y si otros se manifiestan contra el pensionazo, ellos están en otras movidas de la progresía, más de la izquierda exquisita, que diría Tom Wolfe. Defensores como dicen ser de todo lo público, no han hecho ascos a miles, miles y miles de millones; pero, han sido incapaces de crear una Caja de Resistencia para sus afiliados, y, mucho menos, de crear comedores sociales para los de situación más desesperada.

Dejan esa labor para Cáritas y para otras instituciones de la Iglesia Católica, a la que luego pondrán a parir. En la encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI reclama que la reforma esté orientada hacia la expansión de un empleo decente. Expresa que los derechos que emanan de un trabajo a la altura del ser humano no pueden estar subordinados a las exigencias económicas. Es la economía la que debe orientarse a las necesidades de las personas y de sus familias; es el ser humano el centro de la actividad económica y laboral. El respeto a la dignidad del trabajo, vinculado a la dignidad de la persona, es y debe ser el criterio central de una economía orientada por “una ética amiga de la persona”. (Benedicto XVI, Caritas in veritate, 45)
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19/2/12

Contra la Reforma Laboral se avivan las correas de transmisión


Los denominados agentes sociales se han columpiado durante décadas en la cuestión de la reforma laboral. En ese período, las dirigencias de las organizaciones empresariales y de algunas organizaciones sindicales han puesto más énfasis en cubrir puestos en los consejos de administración de empresas públicas y privadas, o en subvencionarse con la formación ocupacional, que en la defensa de los pequeños y medianos empresarios, de los autónomos, de los trabajadores por cuenta ajena, de los discapacitados y de los desempleados. Dos mundos enfrentados, el de unos vivillos dirigentes incapaces de negociar en confrontación con aquellas personas activas y pasivas que están realmente hartas de tanto desmán, de tanto abuso, de tanto cinismo e hipocresía. Las encuestas sobre el mercado de trabajo, aún con su margen de error, hablan bien a las claras de la enorme distancia existente entre la sociedad y los mandamases de los agentes sociales.
En la sede del PSOE, el 13 de febrero, Alfredo Pérez Rubalcaba recibe a Cándido Méndez y a Ignacio Fernández Toxo para ultimar detalles de la movilización del 19 de febrero de 2011. No confían en la vía parlamentaria y sí confían en la movilizacion social para ganar la calle

Sin duda, la publicación del Real Decreto Ley 3/2012, de 10 de Febrero de Medidas Urgentes para la Reforma del Mercado Laboral ha levantado los ánimos en aquellos sectores que se sienten perjudicados por el contenido de su articulado. No podemos obviar aquí que este Real decreto reforzará la dinámica de movilizaciones establecida desde la misma noche del 20-N por aquellos partidos que pasaron del gobierno a la oposición. Partidos que subvencionaban muy generosamente a sus sindicatos correas de transmisión. Lo que no se dice es que el Real Decreto Ley se tramitará como proyecto para que pueda ser debatido y modificado en las Cortes Generales. Lo podrán conjugar en forma activa, pasiva o perifrástica pero la realidad está ahí. No obstante, cualquiera tiene derecho a engañarse o dejarse engañar, para eso están las ideologías.



Los sindicatos son necesarios, las oligarquías sindicales no lo son en absoluto. Los sindicatos se han de reciclar, autocriticarse y reconocer que no representan a nadie más que a sus afiliados. Hipotéticamente, se habla de que el 15% de los trabajadores están afiliados a algún sindicato; pero, si se contabilizaran tan sólo los cotizantes ese tanto por ciento, ciertamente, caería en picado.


Los sindicatos convocantes califican la reforma laboral de injusta, ineficaz, inútil, incapaz de crear empleo, de agresión a los derechos sociales y laborales. Pretenden que los plenos municipales se pronuncien en contra de la reforma y denuncien sus efectos negativos, y que el domingo la ciudadanía catalana se movilice en las siguientes poblaciones:
- Barcelona: 12 h. Paseo de Gracia - Avenida Diagonal
- Girona: 12 h. Plaza de la Independencia
- Lleida: 12 h. Plaza Ricard Viñes
- Tarragona: 12 h. Estatua "dels Despullats" (Rambla Nova)
- Tortosa: 12 h. Plaza del Carrilet

Valoración sindical de la reforma

En sus primeras valoraciones, los sindicatos se lamentaban que no se hubiera convocado a las organizaciones sindicales y empresariales para negociar los contenidos de la reforma, y que se hubiera instrumentalizado el acuerdo sobre empleo y negociación colectiva de los agentes sociales del 25 de enero.


El centro de estudios de CCOO esquematizaba la reforma de esta manera:
1.- Medidas en relación con la extinción del contrato de trabajo por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas.
a) La extensión de las causas de despido de carácter económico, aplicable tanto al despido colectivo como al objetivo y la exclusión del control judicial sobre su idoneidad.
b) La supresión de la autorización administrativa para el despido colectivo, y para la suspensión de los contratos o reducción de jornada.
c) La aplicación del despido colectivo y objetivo al Sector Público.
d) La exclusión limitada de las medidas de suspensión de contratos o reducción de jornada al sector público, con excepciones.
2.- Medidas en relación con la extinción de los contratos de trabajo y la suspensión y reducción de jornada.
a) La rebaja de la indemnización por despido improcedente.
b) Supresión de los salarios de tramitación.
c) Fogasa.
d) Absentismo.
e) Desempleo.
f) Contratación indefinida a empresas de hasta 50 trabajadores.
g) Encadenamiento de contratos.
3.- Negociación colectiva.
a) Prioridad del convenio de empresa.
b) Descuelgue salarial y de las demás condiciones de trabajo.
c) Limitación de la ultraactividad de los convenios.
4.- Otras Medidas de flexibilidad interna.
a) La descausalización de la modificación sustancial de condiciones de trabajo.
b) La ampliación de la extinción del contrato ante la modificación sustancial de las condiciones de trabajo.
c) Movilidad funcional y grupos profesionales.
d) Regulación del teletrabajo o trabajo a distancia.
e) Horas extraordinarias en los contratos a tiempo parcial.
5.- Otras medidas: Formación.

Los sindicatos acusaban al Gobierno de abaratar y facilitar el despido con la modificación de sus causas, con la eliminación de la autorización administrativa en los despidos colectivos, con la reducción de las indemnizaciones y del límite de mensualidades, con la facilidad de despedir por absentismo. El juez sólo podrá valorar las causas del despido colectivo, no la gestión empresarial. Dicen que se trata de desincentivar a los asalariados para acudir ante las Salas de lo Social y de que aumentarán los litigios en los despidos colectivos.

Octavilla de los sindicatos convocantes para la manifestación del 19 de febrero en Tarragona

Se le acusaba de crear un nuevo contrato indefinido y de empeorar las condiciones de los contratos de formación y aprendizaje, del de tiempo parcial que permite realizar horas extraordinarias con efectos en cotizaciones y prestaciones sociales.

Afecta la negociación colectiva con el fin de la ultraactividad de los convenios colectivos a los dos años de terminar su vigencia inicial, con el arbitraje obligatorio que puede inaplicar el convenio, con la individualización de las condiciones laborales de los trabajadores, con la preferencia del convenio de empresa, independientemente del número de sus trabajadores, sobre el convenio sectorial.

Se aumenta el poder discrecional del empresario a través de medidas de flexibilidad interna para corregir la dualidad del mercado de trabajo; para la modificación unilateral de condiciones sustanciales del trabajo como jornada, horario, sistema de rendimiento, movilidad geográfica; para suspender o reducir temporalmente la jornada de trabajo sin autorización administrativa; para el planteamiento de ERE que no será un acto administrativo si no una decisión del empresario.


En la Administración Pública se equiparan las causas de despido de los contratos laborales a las establecidas para las empresas privadas, y se incide en la calidad del servicio público al posibilitar que los puestos con contratos laborales se puedan ocupar por desempleados que perciban prestación por desempleo.


Contempla incentivos fiscales que favorecen la contratación de perceptores por desempleo respecto de quienes hayan agotado las prestaciones y se posibilita el compatibilizar estas prestaciones con el trabajo.


Por la vía del contrato a tiempo parcial y del contrato de aprendizaje desvinculado de la formación se induce a los jóvenes al infraempleo o al desempleo.

Consecuencias de la reforma


Los sindicatos acusan al gobierno de no querer crear empleo y de someterse a las presiones de las instituciones europeas que le presionan para que las condiciones y derechos laborales y sociales de los trabajadores españoles se rebajen para equipararse a las existentes en Europa. Una equiparación en el valor del despido, en los requisitos de indemnización, en el período de prueba, en los contratos temporales consecutivos, en la duración de los contratos temporales, pero que exigirá reducir la alta temporalidad de los trabajadores españoles. Esta reforma, pues, introduce nuevos principios en la hasta ahora proteccionista y garantista legislación laboral española.


Esta reforma cambiará el funcionamiento interno de las empresas, los mecanismos de despido de los trabajadores, la forma en la que éstos accederán a los tribunales y cómo dirimirán los jueces los conflictos laborales.


Esta reforma incidirá notablemente en la capacidad de unos sindicatos, especialmente aquellos que sustentan su estructura de liberados y locales mediante las subvenciones públicas, que han creído que las relaciones de trabajo eran relaciones entre partes iguales, cuando no lo son. Una reforma que causa expectación en Europa, particularmente entre aquellos sindicatos acostumbrados a organizarse y subsistir con las cuotas de sus afiliados.


Esa obsesión de algunos sindicatos por acabar con todos “los reductos del pasado” les ha conducido a una deriva a ninguna parte que se contextualiza en su memoria selectiva. Una memoria selectiva que les impide realizar una profunda autocritica sobre su silencio sepulcral durante dos legislaturas. Una desmemoria que les hace olvidar, por ejemplo, que la Ley del ICS fue obra del gobierno tripartito, cuyos agentes, ahora en la oposición, se lanzan a la yugular de la privatización sanitaria en Cataluña, que utilizan como pistoletazo de salida a una dinámica permanente de movilización política, bajo la excusa de lo social, en busca de una proyección mediática para sus intereses.

Tras las movilizaciones del 19 de febrero de 2011, en las que grupúsculos de todo tipo repartirán su cansina propaganda y en las que dirigentes políticos de la oposición se dejarán captar por las cámaras de televisión, los sindicatos analizarán las posibilidades de continuar con ese proceso de agitación que lleve a una huelga general, que será decretada por unas personas a las que no se les descontará ni un euro y que muy pocos piensan secundar. Y es que no está el horno para bollos.
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